Encerrados

Luis Ferrer i Balsebre
Luis Ferrer i Balsebre MIRADAS DE TINTA

OPINIÓN

PEPA LOSADA

31 ago 2021 . Actualizado a las 09:05 h.

Internos, de Erwing Goffam, es uno de los textos de estudio obligado en la formación de un psiquiatra; describe lo que es una Institución Total: «Un lugar de residencia y trabajo donde individuos aislados de la sociedad durante largo tiempo comparten encierro y una rutina diaria administrada formalmente por una autoridad». En una institución total todos los aspectos de la vida se desarrollan en ella: se come, se duerme, se trabaja, se divierte, se copula y se envejece. Otra de sus características es que es incompatible con una vida familiar, que incapacita al interno para encarar ciertos aspectos de la vida en el exterior y que viola la intimidad del interno, sometido a una exposición permanente. Goffman investigó en instituciones cerradas, como hospitales psiquiátricos o cárceles, y describe muy certeramente la patología que produce una institución total, tanto en ella misma como en sus internos.

Recordé a Goffman mientras observaba las visitas familiares desertoras de los calores del Levante y la Meseta, las tribus de amigos, la gente en la playa y la calle, sacando una conclusión disparatada (o no): la Red es una institución total. Compramos, comemos, viajamos, dormimos, seducimos, nos entretenemos y trabajamos en una pantalla. Eso sí, administrados formalmente por los señores del aire como alcaides de la nueva prisión. Características todas estas de una institución total, que es en lo que se ha convertido el planeta Internet. La desconexión del mundo real que suponen horas interminables aislados mirando una pantalla nos clausura del entorno y del otro. Nos enajena y al mismo tiempo nos lleva a una deriva narcisista alimentada con likes (tanto gustas, tanto vales), situándonos a todos en una peculiar posición entre presos y mendigos.

Vivir en una Institución Total dificulta mucho volver a la vida Real.