Qué dura, la vuelta al cole del político. Desayuno va, desayuno viene. He aquí un instante del clásico breakfast hablado de Pablo Casado. Es fácil intuir qué está diciendo el líder del PP. Hablará del Poder Judicial y de la tarifa de la luz, que con él, dónde va a parar, sería infinitamente más barata. La parroquia debería estar eufórica. Pero no. No es posible afirmar que el entusiasmo de Isabel Díaz Ayuso se pueda cortar con un cuchillo. Apenas García Egea intenta mantener el tipo: lógico, le van los cruasanes en ello. Casado acaba de decir que para liderar Madrid hay dos militantes «muy cualificados», Ayuso y José Luis Martínez-Almeida. Este se hace un poco el sueco. La cara de ella es un poema. Menudo desayuno envenenado. Ni que estuviera escuchando a Pedro Sánchez. Se ha puesto en modo Cayetana. Casi se le puede escuchar rumiar un «no te lo perdonaré jamás, Pablo Casado». Sí, mucho precio de la luz y mucho Poder Judicial, pero en lo que les va la vida es en el poder, a secas.