Caramelito del demonio

OPINIÓN

09 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El amor lo puede todo. No entiende de barreras ni convencionalismos. Ningún ser humano es dueño de lo que le pica, ni de cuándo le pica ni con quién ni en qué lugar, sea este el coche o la sacristía.

El obispo de Solsona ha encontrado el amor y ha perdido la mitra. O la ha dejado. Hay mucha gente que  asegura estar rezando por su salvación, pues ya se sabe que un obispo así, nada menos que uno que llegó a obispo siendo el más joven del club, es un caramelito para el demonio. Algunos miembros de su antigua banda están pidiendo que el obispo de Solsona, o el artista anteriormente conocido como tal, sea debidamente exorcizado. Exorcista él mismo, fue su condición como tal la que le llevó a conocer a la escritora Silvia Caballol, psicóloga y, parece ser, experta en satanismo. Y lo que ha unido Satán, que no lo separe el hombre. Ni el obispado. Nada debe interponerse en el amor.

¿No es maravilloso? Un obispo abandona su condición al enamorarse de una escritora de libros de esos que se leen con una sola mano. Y qué libros: «El infierno en la lujuria de Gabriel», se titula uno. Un libro de esos que terminan con las páginas pegadas. Un libro que promete oscuridades que solo podemos imaginar. Oscuridades que quizá no son tan oscuras como esa imposición dañina, antinatural y terrible que es el celibato. Algunos apuntan que el enamorado debe tener algún problema psiquiátrico, aunque no les parecía tal cosa cuando el entonces obispo de Solsona se quejaba hace años de lo expuestas que llevaban las carnes algunas mujeres en verano. Y este es el problema, no el satanismo. Dejad vivir