Otro San Mateo, otras fiestas

Álvaro Boro

OPINIÓN

Casetas en la plaza de la Catedral de Oviedo antes de San Mateo
Casetas en la plaza de la Catedral de Oviedo antes de San Mateo

10 sep 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

El nuevo modelo de fiestas de San Mateo por el que abogaba PP y Ciudadanos, la actual corporación ovetense, y con el que sólo hacen que cumplir lo prometido en su programa electoral, ya es una realidad a escasos días de su inauguración: el día 10 tras el pregón de Pelayo Díaz. El viernes, tras las palabras del diseñador, que miren que no hay gente que traer antes que a semejante personaje a pregonar nada, darán comienzo las fiestas de San Mateo 2021. Posiblemente las más esperadas y ,sin lugar a dudas, las más polémicas.

Creo que el Ayuntamiento ovetense se ha equivocado al sustituir el modelo tradicional e histórico de chiringuitos y dejarlos todos, salvo algunos escasísimos casos, en manos de profesionales de la hostelería, en manos privadas. Un modelo que conjugase ambas posibilidades, como ya venía dándose desde hace algunos años, era lo correcto y la mejor forma de combinar tradición y modernidad. La mejor forma de tener a todos los ovetenses contentos, que es para lo que se gobierna desde la Plaza la Constitución.

Desprenderse del modelo de chiringuitos que llevaba con los ovetenses y sus fiestas durante más de 30 años es renunciar y tirar por el retrete la idiosincrasia de estas fiestas y el símbolo más reconocible de las fiestas mateínas. Con este gran cambio, que por otra parte es la acción más significativa del mandato de Canteli, rompen con el patrón de estos festejos: abriendo una brecha generacional, establecida por cómo y dónde se celebra San Mateo.

Y si, al menos, hubieran realizado un cambio real, un cambio de rumbo, pero lo que han hecho no es más que un pequeño lavado de cara, un trampantojo cutre de los chiringuitos. Esas casetas horribles que pueblan Oviedo son el claro ejemplo de ello: perdimos unos símbolos, algo identitario, por seguir con la misma idea pero con unas casetas como de la feria del libro. Ahora en manos de hosteleros, que lo han pasado muy mal. Hay que saber ser empresario para ganar dinero, pero mucho más para perderlo. De eso no hay duda, pero, salvo honrosas excepciones, se encuentran entre los gremios con peor desempeño y ética dentro su actividad laboral.

Qué fácil hubiese sido mantener ese modelo que funcionaba, si los chiringuitos de siempre fuesen claros en su desempeño y en sus cuentas, si desde siempre no corriese sobre ellos la sospecha y el oscurantismo de corrupción; todos, pero especialmente los vinculados con partidos políticos. Porque ellos lo negarán, no me cabe duda, pero este runrún siempre sonó y ellos nunca pusieron mucho de sí para atajarlos. Quién sabe por qué. Y qué mal gestionado todo alrededor de su defensa, de la peor manera posible, donde la izquierda se aprovechó de la causa, como acostumbra, para obtener rédito.

Hablo con conocimiento de causa, porque firmé por la defensa de los chiringuitos históricos y estuve presente en la concentración frente al Ayuntamiento donde se pedía su permanencia. Aquí, a finales de junio, supe que ya no había nada que hacer, que los chiringuitos no se quedaban. En un acto chabacano y sectario, donde lo que se buscaba era más un enfrentamiento, un pulso, contra la derecha que está en el poder en Oviedo que por la permanencia de un símbolo de las fiestas, de un modo de entender San Mateo, de un planteamiento que a tantos, da igual el color político, nos hizo felices y queríamos que siguiese existiendo.

Pero no, prefirieron llevarlo a su terreno político y despreciar a todos esos votantes del PP y Ciudadanos que pese a votar diferente a ellos querían seguir alternando por los chiringuitos de toda la vida. Esa tarde se perdió todo. Desecharon las pocas esperanzas de movilizar a todos los vecinos de Oviedo para respaldar este planteamiento, y sólo por intentar ganarse un puñado de votos. Lo que se pierde en las urnas no se recupera en la calle, aquí sólo se hace el ridículo y se pierde el tiempo.

Unos y otros, a cuál peor y más sectario, han logrado acabar o no saber defender los chiringuitos. Es otro San Mateo, son otras fiestas. Y no sólo por todos los condicionamientos derivados de la COVID, que nos hacen tener unas fiestas descafeinadas y cautelosas. Sino porque cuando la sinrazón se impone y se niega el debate entre quienes tienen ideas diferentes se acaba con todo. Cuando sólo gobiernan para los suyos, unos ahora y otros antes, los ovetenses perdemos y sólo ganan los políticos.

Disfruten de estas fiestas y tengan cuidado, no podemos volver atrás. Nos vemos por las calles. Viva Oviedo y viva San Mateo.