El pregón, aunque no sea ni el primer acto oficial ni tampoco el oficioso de estas fiestas, dio el inicio a este San Mateo 2021. El primero después de la peste, el de la vuelta a la fiesta, aunque sea a medio gas y con cuidado. Ya empezó lo bueno, y lo que nos queda por delante.
Cuesta creer que no haya un personaje mejor ni más adecuado que Pelayo Díaz. «Uno de los grandes nombres de la ciudad (…) influencer, diseñador y presentador», así fue presentado por el speaker antes de hablar; permítanme que me ría, pero bien alto. De lo poco que se le escuchó, puedo acreditar que fueron las palabras más cuquis y empalagosas que he escuchado en esta plaza, qué plaga lo de lo cuqui que va a acabar con todo. «En Oviedo nunca he tenido miedo, en otros sitios sí», la instrumentalización de la causa LGTB ya llega al ridículo y roza la repugnancia.
Que la plaza del ayuntamiento estuviese cerrada, sólo para 200 afortunados, les salió rana. La mayoría de sitios fueron ocupados por ovetenses portando carteles contra la Ronda Norte y haciéndose oír en sus propuestas. «El Naranco no se vende», «Ronda norte no» y «El Naranco no se toca» fueron algunas de sus reivindicaciones más sonoras. A ellos fue a los que más se les escuchó, haciéndose los protagonistas de este pregón.
«Lo mismo me da que chilléis que no» fueron las primeras palabras de Canteli, donde luego pidió perdón por la actitud de los que protestaban. «Desearos a todos unas felices fiestas de San Mateo, incluso a los maleducados que no han permitido que pudiéramos escuchar perfectamente el pregón». Razón no le falta, pero nuestro regidor siempre haciendo amigos.
Hubo fuegos artificiales, serpentinas, confeti, gaitas, más fuegos y aquí todo el pescado vendido. Luego todo lleno, pero lleno. Gente a puñados, de los grandes. Y hambre y sed, de todo y mucho.
Ya estamos en fiestas, habrá que hacer que se note. Nos vamos bebiendo estos días.