¿Hacia el «polexit»?

Miguel-Anxo Murado
Miguel-Anxo Murado EL MUNDO ENTRE LÍNEAS

OPINIÓN

DPA vía Europa Press

09 oct 2021 . Actualizado a las 13:51 h.

Si brexit era ya un acrónimo engorroso y antiestético, polexit suena todavía peor; pero no va a haber más remedio que acostumbrarse, porque en los próximos meses y años oiremos hablar mucho de una hipotética salida de Polonia de la Unión Europea. No porque vaya a ocurrir, sino porque tanto Bruselas como Varsovia están empeñados en un pulso en el que esta amenaza de algo que ninguno de los dos desean es la baza más poderosa con la que cuentan ambos.

El último episodio de ese pulso se produjo el jueves, cuando el Tribunal Constitucional de Polonia dictaminó que, en caso de conflicto, las leyes polacas prevalecen sobre las europeas. Siendo justos, el Tribunal Constitucional alemán dijo algo parecido en mayo del año pasado sin que Bruselas reaccionase con la furia con la que lo ha hecho ahora. Pero los dos casos, aunque similares en el plano jurídico, son diferentes en el político. Los jueces alemanes discutían una cuestión técnica sobre un hecho muy concreto (las decisiones del Banco Central Europeo), y su dictamen no tenía consecuencias políticas, sino únicamente financieras. No se trataba de euroescepticismo sino de rigor constitucional. Polonia, en cambio, tira a dar. Está claro que lo que se pretende es cuestionar la autoridad de la UE sobre los estados miembros, en general. Bruselas considera que el Gobierno polaco se ha salido del consenso liberal y de las reglas del juego democrático, y amenaza con sanciones. Y el Tribunal Constitucional polaco (empujado claramente por el Gobierno) responde con esta decisión que hay que entender a la vez como una huida hacia adelante y una advertencia: sienta las bases para rechazar esas sanciones cuando lleguen e insinúa que, de persistir la presión de Bruselas, Polonia podría encabezar una rebelión dentro de la Unión o salirse de ella.

Siendo prácticos, la mejor estrategia para Bruselas sería no hacer nada, o, si acaso, rasgarse las vestiduras teatralmente hasta el 2023. Entonces se celebrarán elecciones en Polonia y la coalición nacionalista conservadora actualmente en el poder podría perderlas. Aunque es pronto para hacer pronósticos, la lenta erosión de su ventaja en las encuestas hace pensar que esto es probable. Y si ganase la Plataforma Cívica de Donald Tusk (también de derecha, pero europeísta), el problema para la UE desaparecería de la noche a la mañana. Pero lo cierto es que para muchos políticos y altos funcionarios de la Unión el conflicto con Polonia (y también con Hungría) se ha convertido en una cruzada moral, y esto podría imponerse a consideraciones de tipo práctico. En estos momentos, Bruselas tiene en sus manos la mayor herramienta de presión con la que va a contar nunca, quizás, contra Varsovia, los fondos de recuperación tras la pandemia, y la tentación de usarlos va a ser muy grande. Con ellos, Bruselas podría, efectivamente, doblegar a Polonia, pero esto quizás daría lugar a consecuencias indeseadas. Los polacos son abrumadoramente partidarios de permanecer en la UE (más de 75 %, según las encuestas). Poner la cuestión europea en el centro del debate político polaco podría cambiar eso.