¿Un nuevo amanecer nuclear?

Antonio Roade Tato CONSULTOR MEDIOAMBIENTAL. MÁSTER EN ANÁLISIS DE SISTEMAS AMBIENTALES POR LA UNIVERSIDAD DE WAGENINGEN Y EN SOSTENIBILIDAD CORPORATIVA POR LA UNIVERSIDAD DE CAMBRIDGE.

OPINIÓN

María Pedreda

10 oct 2021 . Actualizado a las 09:44 h.

En el 2018 el partido verde de Finlandia se convirtió en el primero de su clase en apoyar la energía nuclear, hasta entonces anatema en el mundo del activismo ambiental. ¿Cómo es posible que esta fuente de energía otrora denostada se convirtiese en pieza clave en la descarbonización de uno de los países con mayor conciencia ambiental? 

Fuera de nuestras fronteras se está produciendo una reevaluación de esta fuente de energía, que se daba ya por amortizada. Ciertamente, la energía nuclear había iniciado un período de retroceso a raíz del accidente de Chernóbil y luego de Fukushima, después del cual Alemania impulsó una moratoria nuclear que fue seguida por España. Sin embargo, países como Francia, en donde representa la fuente principal de electricidad, han seguido apostando por ella. Tras 30 años sin construir reactores nucleares, Estados Unidos ha dado luz verde a la apertura de nuevas plantas, y no es el único: Finlandia, Corea del Sur o China están también construyendo nuevos reactores. En el Reino Unido, ya se habla de un nuevo amanecer nuclear. Actualmente, en el mundo se están construyendo 57 reactores nucleares, y hay 325 propuestos. ¿Por qué sucede esto? Las energías renovables son limpias y deseables, pero de momento son poco fiables: de media solo funcionan alrededor del 25 % de las horas del día. Y nuestras necesidades se extienden más allá de esa fracción del tiempo. Las renovables necesitan una energía de apoyo. El plan de descarbonización de Alemania o España se basa en una expansión agresiva de renovables, apoyadas por energías fósiles como el gas y el carbón. Esta estrategia le ha llevado a Alemania a admitir que no va a poder cumplir con sus objetivos de emisiones para el 2030. Además, nos ha hecho más dependientes de esas fuentes, lo que está detrás del aumento de precios de la electricidad. Supone un riesgo geoestratégico al entregar nuestra soberanía energética a extraños compañeros de viaje como Argelia y Rusia (quien está construyendo reactores).

 La energía nuclear es la alternativa limpia más fiable y segura y, según resaltó la Agencia Internacional de la Energía, de las más baratas. Una de las claves para una transición energética exitosa es que tenga un respaldo social mayoritario, ahora en entredicho por las consecuencias económicas que está teniendo. Convendría que nuestros gobernantes dejaran de un lado prejuicios ideológicos obsoletos y reconsideraran una estrategia que, no solo no conseguirá frenar las emisiones, sino que resulta cara para nuestros bolsillos.