Lo que se espera del PSOE

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

Chema Moya | Efe

16 oct 2021 . Actualizado a las 10:14 h.

No sé qué tendrá Valencia, pero los dos grandes partidos eligen esa ciudad para sus congresos. Debe ser que es la ciudad de las flores, según una vieja canción, y hacen falta toneladas de flores para los discursos, porque las que los oradores llevan escritas no son suficientes. Debe ser que las fuerzas políticas buscan la luz mediterránea para verse mejor y, sobre todo, para deslumbrarnos a todos con la lucidez de sus ideas. O quizá sea simplemente que Valencia y su plaza de toros le traían al PP nostalgia de viejas hazañas gloriosas y el PSOE entiende la Comunidad Valenciana como un territorio que hay que mantener después de haberlo conquistado, como el Cid, en las últimas elecciones autonómicas y municipales.

Así que allí tenemos hoy y mañana a Pedro Sánchez con su ejército de cargos oficiales y de partido, dispuestos todos a aplaudir y vitorear como diputados del Congreso a su líder y a otros asistentes ilustres. Es una ocasión solemne, porque es el congreso número 40. Es una oportunidad bonita, porque están en el Gobierno y estando en el Gobierno hay muchas cosas y sueldos que defender. Es una oportunidad muy bien aprovechada, porque se celebra en medio de la legislatura, sin los nervios de la cercanía de las elecciones generales, pero con los nervios de la mayor proximidad de las municipales. Y es, sobre todo, una oportunidad para la ciudadanía, porque el partido mayoritario del Gobierno de coalición tiene una obligación ante el país: devolverle la confianza que le quitaron algunas mentiras y algunas acciones de gobierno más inspiradas por Unidas Podemos que por el PSOE.

Así que la expectación es legítima y está garantizada. Al PSOE de hoy, como poder ejecutivo que es, le pedimos menos autobombo y más proximidad a la realidad de la calle. Le pedimos que no caiga en el léxico de sus compañeros de coalición porque, por ejemplo, no se puede afrontar la crisis energética hablando de oligopolio cuando es cierto que hay empresas eléctricas muy fuertes, pero también 600 comercializadoras. Le pedimos que no juegue con los beneficios de esas empresas, porque son el beneficio de modestos accionistas que practican ahí su pequeño capitalismo popular. Le pedimos que no caiga más en la cultura del cheque, que no requiere más que endeudar al Estado, y empiece a cultivar la cultura del estímulo para crear riqueza y empleo, que hay mucho talento joven que se va a encaminar más a ir al cine que a ver cómo se crean empresas. Y le pedimos, como resumen, que aparque una temporada la obsesión de su líder por batir el récord de permanencia en la Moncloa y sepa comprometer a los demás en lo que decía Ortega: un sugestivo proyecto de vida en común.

A lo mejor se habla de todo esto en Valencia, pero me temo lo peor: temo que los aplausos serán tan largos y atronadores que no nos lo dejarán escuchar. Y a Pedro Sánchez tampoco.