Vivir cuesta arriba es para valientes, para los que saben apretar los dientes. Los futbolistas de élite viven cuesta abajo. Suelen ser unos críos famosos, pagados de sí mismos, forrados de pasta y que no valoran lo privilegiados que son. Unzué les dio una sorpresa.
Todos recordamos al Unzué que fue portero, con reflejos de gato. Al Unzué que daba instrucciones desde la banda cuando era entrenador. Pues la mejor versión es este Unzué que, enfermo de ELA, les da una lección de vida a los jugadores de Osasuna. El discurso estremece. Hay una luz filtrada en su mirada. Imposible ser indiferente.
Unzué, sentado en su silla de ruedas, al que se le notan avances imparables de la enfermedad, empieza con una broma para suavizar: «¿A qué hora tenéis el vuelo? Es que empiezo a hablar e igual no lo cogéis a tiempo». Y después se lanza a soltar sus verdades como puños, las verdades de quien ha aprendido a sufrir sin perderle la cara a la vida. Les cuenta a los jugadores que les va a hacer «dos sugerencias, una petición y un deseo».
Primera sugerencia: pedir ayuda. No ir nunca de sobrados. Si tienes un problema, buscar quién te puede echar una mano. Todavía quedan muchísimas personas que te saben levantar el ánimo, que no te echan una mano al cuello. Confiar.
Segunda sugerencia: ser valientes y atrevidos. Siempre es mejor tirarse a la piscina que quedarse con las ganas. Reconoce Unzué que hoy le ayuda a vivir, a seguir, todo lo que se decidió a hacer en el pasado, errores incluidos. Mejor actuar que pasmar. Hay que sumar segundos preciados hasta el último aliento.
La petición es de lo mejor del discurso de Unzué, pone los pelos de punta. Viene a decir utilizadme para motivaros. No como algo triste. No por verme ahora en esta situación. Pero sed listos y pensad que «esto merece la pena y que sois unos privilegiados. Tener salud, trabajar en algo que os gusta, es la hostia». Tener salud. Tu mejor día es hoy. No sabes qué pasará mañana.
El deseo como crío que nació portero en ese club se cumplió. Id a Villarreal y traed los tres puntitos para la gente que queréis. Fueron y los trajeron. ¿Fue la charla de Unzué la clave? La motivación, la voluntad, es la única gasolina, la mejor bebida, un refresco excelente. Qué bien nos sienta a los que muchas veces tenemos de todo aprender a mirar desde los ojos de los que ven la vida desde una silla de ruedas o desde una cama de hospital. La perspectiva es otra. Sentado en una silla de ruedas o encamado se puede ser muy alto.