El legado de Merkel, un ejemplo para España

OPINIÓN

Merkel se pone la mascarilla al iniciar este viernes su intervención en la Cámara Alta alemana
Merkel se pone la mascarilla al iniciar este viernes su intervención en la Cámara Alta alemana HAYOUNG JEON | Efe

25 oct 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

En los libros de historia de la mejor Europa -al igual que sus compatriotas Konrad Adenauer, Ludwing Erhard, Willy Brandt o Helmut Kohl-, Ángela Merkel ocupará una importante página.

La primera mujer en acceder a la cancillería alemana deja un legado de entendimiento, colaboración y moderación que, al margen de destacadas medidas en el campo de la economía y de las relaciones internacionales, fortalece la democracia de su país y ofrece un ejemplo al resto de naciones del viejo continente.

Merkel ha demostrado que es posible sentar en un Consejo de Ministros a democristianos y socialdemócratas, formando una gran mayoría parlamentaria capaz de hacer frente con eficacia a graves crisis. Acercamiento que ha mermado la influencia de fuerzas políticas populistas y extremistas, mostrando al elector la inutilidad de otorgarles su voto.

La canciller ha guiado a su partido -la CDU- por la senda de la centroderecha, de la moderación. Se ha negado a establecer alianzas con la extrema derecha. Incluso cuando esto podía implicar la perdida del poder, aun abriendo importantes crisis internas en el seno de la organización democristiana.

Las últimas elecciones en la República Federal de Alemania -pese a que la formación de Merkel ha perdido por un estrecho margen la posición de primera fuerza política- han consagrado el citado legado de Merkel. La extrema derecha y la extrema izquierda han sido arrinconadas. Cualquier futurible gobierno estará articulado entorno a posiciones moderadas. Centroizquierda o centroderecha junto a liberales y ecologistas.

Hoy, más que nunca, el ejemplo de la Alemania de la todavía canciller es necesario en España.

Urge que el PSOE y el PP rebajen el nivel de confrontación y acerquen posturas.

El «suicidio» político de Ciudadanos ha dejado a las dos grandes formaciones sin un socio de gobierno comprometido, desde la moderación, con el constitucionalismo.

Ante esta situación -descartada toda posibilidad de que una sola organización política obtenga mayoría absoluta- se abren dos posibilidades funestas para España:

Si el PSOE gana las elecciones volverá a apoyarse en la extrema izquierda de Podemos y en el independentismo vasco y catalán, prorrogando el actual escenario de inestabilidad, parálisis y crisis territorial.

En el caso de que sea el Partido Popular quien alcance la victoria electoral, su llegada a la Moncloa dependerá de VOX, formación política alineada con las políticas reaccionarias y euroescépticas de los gobiernos húngaro y polaco. El retroceso en derechos sociales, la polarización social y el arrinconamiento en la UE serán una realidad.

La continuidad y reforzamiento del régimen constitucional requiere cambios.

Quizás sea mucho pedir a nuestros dos grandes partidos la formación de un Ejecutivo de Gran Coalición”. Bastaría, para iniciar un nuevo camino en la vida política española, el compromiso de ambas fuerzas por facilitar el acceso al gobierno de quien gane las elecciones, además de acordar una serie de mínimos que aseguren el correcto funcionamiento de las instituciones sobre las que se asienta el Estado de Derecho. 

El reciente acuerdo entre Pedro Sánchez y Pablo Casado para proceder a renovar todas las altas instituciones -excepto el Consejo General del Poder Judicial- puede ser el inicio de ese vital entendimiento.

Puede que no sea un camino fácil. El PSOE debe cortar amarres con Podemos e independentistas y el PP debe dejar atrás un discurso tan variable como oportunistas sobre VOX y marcar las distancias propias de una organización de centroderecha con la extrema derecha. 

Los españoles bien merecemos que populares y socialistas inicien ese recorrido por una nueva senda de concordia. En el legado de Ángela Merkel tendrán una brújula útil.