Con la mirada puesta en el 2023

Fernando Ónega
Fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

Alberto Ortega | Europa Press

05 nov 2021 . Actualizado a las 09:17 h.

Tal como van las cosas, lo que queda del 2021 y todo el 2022 van a ser catorce meses de transición, salvo en un aspecto: la reorientación de la política hacia las elecciones municipales y generales. Y todo ocurrirá en el 2023. Ese año, lo comentábamos ayer, el sistema público de pensiones sufrirá un gran estrés por la entrada de la primera tanda de babyboomers en la lista de pensionistas. Para entonces tendrá respuesta, supongo, la famosa pregunta de Josep Pla al ver el alumbrado de Nueva York: «¿Y esto quién lo paga?».

En ese 2023 supongo que tendremos aprobada la contrarreforma laboral, con un poco de suerte. Y durante el año se despejará la gran incógnita: sabremos si efectivamente se consiguió tener un empleo más estable y menos precario y si, al mismo tiempo, se han creado más puestos de trabajo. Sobre el papel todo es muy bonito. Este Gobierno debe estar sufriendo una gran contradicción, porque los datos de paro son de su mandato, pero la legislación que los hizo posibles es la de Rajoy, también es mala suerte.

También habrá reventado por alguna costura el carajal en que se han metido la dirección nacional del Partido Popular y su tesoro madrileño llamado Isabel Díaz Ayuso. No hay cristiano que consiga entender a la primera esa tentación de barrer del mapa a una señora que le dio al PP su última y casi única alegría electoral. Las urnas autonómicas y las generales dirán qué parte tenía más razón o si el suicidio sigue siendo una seña de identidad de la derecha estatal.

El segundo semestre del 2023 don Pedro Sánchez Pérez-Castejón tendrá el altísimo honor de ser presidente de turno de la Unión Europea. Una oportunidad de oro para lucirse por las 27 capitales, retratarse con los 27 presidentes y tener protagonismo diario. Se abre la ventanilla de apuestas: ¿convocará elecciones antes de esa presidencia y perderá ese balcón europeo? ¿Cómo hará para que las elecciones sean en el siguiente mes de enero, con una oposición que le llamará oportunista o le acusará de burlar el calendario?

Y lo más sugestivo: el día 1 de enero del 2023 se habrán agotado los Presupuestos que estos días se debaten en las Cortes. Sabremos qué ha pasado durante su vigencia. Es decir, estaremos en condiciones de afirmar si acertó María Jesús Montero al publicitarlos poco menos que como la Purga Benito, la solución de todos nuestros males, el antídoto contra populismos y la palanca para una recuperación económica sana, venturosa y casi feliz. También estaremos en condiciones de certificar si tenía razón Pablo Casado al ver en estos Presupuestos Generales unas cuentas «falsas, radicales y ruinosas» y al pronosticar que tras ellas tendremos que venir «nosotros (el Partido Popular) una vez más a rescatar a España». Echar entonces mano de la hemeroteca para recordar estos pronósticos será un buen ejercicio para decidir a quién se debe votar.