Un fantasma en el Congreso

OPINIÓN

Eduardo Parra | Europa Press

17 nov 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

No hay imágenes de archivo de Gabriel Rufián el día que dejó para siempre el Congreso de los Diputados, allá por el verano del año 2017. Hacía así honor a la palabra dada: «En 18 meses —dijo en diciembre del 2015— dejaré mi escaño para regresar a la República Catalana», caiga esa república donde caiga. Y se fue Gabriel Rufián, pues no hay político, y menos si nace en Cataluña, que no cumpla su palabra, basta repasar de memoria las cosas que han dicho a lo largo de sus fructíferas carreras Jordi Pujol, Artur Mas y Carles Puigdemont, no confundir con La Trinca, o sí. El hombre se marchó y en su lugar se quedó su fantasma. Y el fantasma, que en esta imagen tomada ayer muestra la palma de una mano como queriendo que alguien se la lea, ora se pasea por los pasillos del Congreso, ora pontifica desde el atril. Incluso ha logrado que Pedro Sánchez en persona le estreche la mano. A un fantasma. La política en este país es una película de miedo.