El hombre es él y sus presupuestos. He aquí a Pedro Sánchez dirigiéndose al Congreso a votar las cuentas públicas, rumbo a su momento de gloria. Ni la mascarilla es capaz de disimular su felicidad. El hombre ha cumplido su objetivo, que básicamente es sobrevivir, en esto no es muy distinto de otros políticos que le precedieron, ni de otros que le sucederán. A nadie engañó el señor Sánchez: hasta le escribieron un libro titulado Manual de resistencia. Hay incluso quien lo compró. Y en ello anda él, en resistir, cueste lo que cueste, y nos cueste lo que nos cueste. Cosa rara en la clase política, ha comenzado a cumplir su palabra: aprobar unos presupuestos con los que «nadie se quede atrás». Loable lema, acaso un poco gastado de tanto que lo usa este Gobierno del diálogo. Por lo pronto, está consiguiendo que no se queden atrás ni Esteban, ni Otegi, ni Rufián. El resto de España ya puede ir pidiendo la vez. Estaba escrito que la resistencia iba a ser esto.