La tanqueta

Fernando Ónega
fernando Ónega DESDE LA CORTE

OPINIÓN

JON NAZCA | Reuters

25 nov 2021 . Actualizado a las 09:13 h.

La política española es riquísima en sorpresas y sugerencias. Ubérrima, diría yo. No hay día en que alguna persona, animal o cosa no provoque sonrisas, lágrimas y lo que es más grave: pensamientos. En este país, detrás de un pensamiento se puede esconder un artículo. Incluso una tertulia. A veces, algún debate. E incluso una crisis política. Ocurrió con una tanqueta de la policía —«del ejército», decía ayer un periódico belicista— que fue vista en las calles de Cádiz, coincidiendo con algunas alteraciones del orden público producidas como consecuencia de la huelga indefinida del sector del metal.

La verdad es que hacía años que no se veía un vehículo tan singular por las pacíficas rúas gaditanas. Los más jóvenes solo lo vieron en televisión, incluso en sus versiones más virulentas: como tanques que arrasan con todo lo que encuentran en su camino o como bombas de agua para dispersar manifestantes a manguerazos.

Y ocurrió que el alcalde Kichi, en una de sus ardorosas alocuciones a sus compañeros huelguistas, había dicho que se les trataba como delincuentes. Oyó esa expresión la vicepresidenta Yolanda Díaz y se apuntó a la idea, pero a partir de la tanqueta: se trata a los manifestantes como si fueran delincuentes. Y llamó al ministro de las tanquetas, Fernando Grande-Marlaska, y lo conminó a retirar el semoviente. No consta lo respondido por el responsable de Interior, pero se produjo el detalle que faltaba: un lío más dentro del Gobierno, que enfrenta a la lideresa de Unidas Podemos con el sector socialista del Gabinete. Ni un día sin conflicto. Cada día es más admirable la convivencia entre los dos bandos.

A partir de esa constatación, las grandes incógnitas del futuro. Por ejemplo, esta: Yolanda Díaz, de acuerdo con sus convicciones más respetables, entiende que el derecho de manifestación es un derecho fundamental contra el que no se puede atentar, y estoy de acuerdo. No se matiza, en cambio, qué ocurre si en esa manifestación se hacen barricadas que la tanqueta debe limpiar (esa es su función), o si los manifestantes intentan cortar el puente Carranza, que es una de las infraestructuras básicas de la ciudad. Cortar ese puente es el sueño de todo manifestante en cuanto sale a la calle.

Las imágenes de los chalecos amarillos en la democrática Francia sí que demuestran que se trata a los huelguistas como delincuentes.

Ahora, a partir de estos sucesos, sí que siento la necesidad de ver a la señora Díaz en la presidencia del Gobierno. En su mandato, este país tiene asegurados los derechos sociales básicos, pase lo que pase en la calle.

Y me intriga qué hará con las tanquetas de la policía, cuyos antidisturbios dejarán también de tener sentido, dada la violencia con que actúan. Y las tanquetas tienen muy mala reventa en el mercado de segunda mano. Las podrían dedicar a coches oficiales. Están muy blindadas.