Los Regil, una familia de pioneros vascos enamorados de los Picos de Europa

OPINIÓN

De izda a derecha: Gabi de Regil (hijo de Andrés), José María de Regil (el que abrió la vía en el Urriellu con Andrés), Juan Antonio de Regil y su hijo Juan.
De izda a derecha: Gabi de Regil (hijo de Andrés), José María de Regil (el que abrió la vía en el Urriellu con Andrés), Juan Antonio de Regil y su hijo Juan.

05 dic 2021 . Actualizado a las 05:00 h.

Los ecos del apellido Regil resuenan con amplitud y autenticidad en el mundo del esquí de montaña, de la escalada y del amor incondicional por la naturaleza. Y es que esta familia de vascos, bilbaínos por más señas, fueron pioneros, pionerísimos del esquí de montaña en Euskadi y en España.

Los cinco hermanos Regil -Andrés, Juan Antonio, Consuelo, Angel y José María- son un claro exponente de los valores de la familia vasca tal como nos la imaginamos todos: confraternidad a tope, vocaciones compartidas, o excursiones todos juntos al monte, haciendo realidad el lema de que la familia que esquía unida permanece unida.

Y así, de excursión en excursión natural desde muy jóvenes, fueron forjando trayectorias incombustibles como esquiadores y alpinistas. Primero en su Euskadi del alma, y después en otros lugares de España y del mundo.

Como buenos rastreadores de emociones y aventuras, muy pronto se adentraron en los Picos de Europa, que convirtieron en su segundo hogar, tras Vizcaya.

Tanto amaron los Picos de Europa, que Andrés y José María fueron la primera pareja de hermanos escaladores aperturistas en el Picu Urriellu, en los años 50 del siglo XX, cuando eran casi unos críos.

Aquellos chavales continuaron escalando y esquiando, viajando, fijándose en lo que ocurría por el mundo e innovando en España. Siempre haciendo equipo, cultivando el sentido de la amistad y de la familia.

Y así educaron a sus cachorros, que son genio y figura. Dignísimos representantes de quienes les precedieron, replicando los valores de convivencia, lealtad y honestidad que mamaron desde la cuna.

Por una fatalidad del destino, Andrés de Regil falleció muy prematuramente en un accidente de esquí en el monte Gorbea en 1970, en su Euskadi natal. Su hermano José Mari, que estaba con él, lo cuidó hasta que falleció, y este dramático episodio marcó para siempre no solo al introvertido José Mari, sino a toda la familia.

Para entonces los Regil eran unas figuras en el esquí de montaña en España, y ya habían realizado travesías notables en los picos de Europa, fundando una carrera en esta modalidad, que, a partir de la muerte de Andrés, llevó su nombre: es la Travesía Andrés de Regil.

Medio de siglo después, esta prueba es una de las más antiguas de España, y se ha convertido en todo un clásico para los practicantes de este deporte.

Pero además esta carrera tiene una característica única: continúa siendo gestionada por la familia fundadora, especialmente por Gabi de Regil, uno de los hijos de Andrés, que ha sido campeón de esquí de fondo y es también una autoridad en el esquí de montaña.

Los Regil son, pues, una familia indisociable de los Picos de Europa, y doy fe de ello.

En el Encuentro de escaladores históricos del Picu Urriellu, que se celebró en Cabrales a finales de octubre de este año, los Regil acudieron sin pestañear, como atletas formando en una olimpiada: allí estaban José María y Juan Antonio de Regil  -éste acompañado de su hijo Juan- , y también estaba Gabi, el hijo del difunto Andrés.

Fueron todo amabilidad, facilidades y cariño. Personas humildes y buenas, y por encima de todo, montañeros: José María y su hermano Juan Antonio, que son ya ochentañeros, se plantaron por la Canal del Texu en Bulnes en un periquete, para acudir al homenaje al Cuco.

¡Qué ejemplo más reconfortante, y más en estos tiempos de «postureo» y vanidades varias!

Decir Regil es decir autenticidad, es respirar el aire puro de los Picos de Europa.