Setas, ojo con el ácido úrico

Carmen Reija
Carmen Reija FARMACÉUTICA

OPINIÓN

Ana Garcia

03 dic 2021 . Actualizado a las 08:52 h.

El otoño permite disfrutar del sabor y propiedades nutritivas de las setas que cubren los suelos húmedos.

A nivel nutricional presentan un bajo contenido calórico y un porcentaje de agua superior al 80 %. Contienen ergosterol, precursor de la vitamina D que favorece la absorción de calcio y fósforo, imprescindibles para el cuidado y mantenimiento saludable de huesos y dientes. Aportan vitaminas del grupo B, fundamentalmente B2 y B3. Destaca la presencia de minerales como yodo, potasio, selenio y fósforo y de fibra, adecuados para combatir el estreñimiento. No se debe abusar porque contienen quitina difícil de digerir.

Resultan ideales para reducir el peso si se preparan de manera sencilla y sin aportar grasa. Las opciones de consumo son múltiples: menestra, guarnición, revuelto, ensalada, etcétera.

Pueden ser consumidas sin que exista ninguna contraindicación específica. La dificultad de digerirlas mejora si se utilizan setas ya elaboradas. Cuidado especial si se tienen niveles altos de ácido úrico. Las purinas que presentan se transforman en este ácido en el organismo. Si se padece hiperuricemia, gota o litiasis renal, su consumo debe ser controlado. Consulte a su médico.

Varias especies tóxicas pueden ser confundidas con las que no lo son. Antes de tocarlas o consumirlas consulte a un experto o acuda a una asociación micológica. Los síntomas de intoxicación son múltiples: gastroenteritis, náuseas, vómitos, diarreas, irritación por contacto o un cuadro más grave por efecto de los tóxicos que contienen (desde alucinaciones a intoxicación muscarínica, por ejemplo).

Entre las comestibles destacan boletus, agaricus, níscalo, lepiota o pleorotus y, entre las venenosas, amanita, morchella y tricholoma (curiosamente, las más bonitas).

Cómprelas en tiendas especializadas donde encontrará variedades deliciosas que no son peligrosas. Puede recurrir a los elaborados (normalmente conservas) que se encuentran en los centros de alimentación (como los champiñones, por ejemplo).