¿En qué punto de la subida estamos?

Fernando Salgado
Fernando Salgado LA QUILLA

OPINIÓN

CAPOTILLO

07 dic 2021 . Actualizado a las 08:48 h.

La economía española sube la cuesta de la recuperación. Y todos los analistas, cronómetro en mano, se afanan en pronosticar cuánto tardará en alcanzar la cima del Tourmalet: el nivel anterior a la crisis. Pero, de repente, el ciclista se ha internado en un banco de niebla —encarecimiento de la energía, escasez de suministros, inflación, irrupción de la sexta ola— que les obliga a revisar sus previsiones más optimistas. Crece la incertidumbre, baja el ritmo de pedaleo y ya hay quien posterga la llegada a la meta hasta el 2023.

Pero más allá de las previsiones, modificables al alza o a la baja según cambia el viento, se da en esta ocasión un fenómeno inédito y desconcertante que trae de cabeza a los analistas: los relojes para medir la posición del corredor marcan horas distintas y distantes. Si utilizamos el baremo del empleo o de la recaudación fiscal, ya hemos coronado el puerto: hay más trabajadores ocupados y mayores ingresos tributarios que en el 2019. Si reparamos en el volumen de la riqueza generada —el PIB—, todavía nos falta un 6 % para alcanzar el nivel prepandemia.

Crecimiento económico y empleo siempre fueron de la mano. La sincronía no era perfecta, pero sí aproximada: a un aumento de horas trabajadas correspondía un incremento similar del PIB. La correlación saltó por los aires este año. En el segundo semestre creció un 4 % el número de horas de trabajo y el PIB, según la última revisión, apenas avanzó un 1 %. El desfase se repitió, aunque menos acentuado, en el tercer trimestre.

¿Qué está pasando? Los expertos, incluidos los analistas de coyuntura del INE, se devanan los sesos. Y solo encuentran dos posibles explicaciones —o una mezcla de ambas—: o bien el método del INE para calcular el PIB no sirve para medir los singulares efectos económicos de la pandemia; o bien, si damos por buenas las cifras, se ha producido un desplome de la productividad. Indicios hay para sostener ambas apreciaciones. La autoenmienda del INE sobre los datos del segundo trimestre apuntan hacia la primera hipótesis: dijo primeramente que el PIB había crecido un 2,8 % y, dos meses más tarde, redujo el porcentaje a menos de la mitad (1,1 %). La segunda hipótesis implica que los 19,7 millones de ocupados de ahora producen menos que los 19,4 millones de antaño. Quienes dan por buena la hipótesis de que cayó la productividad, barajan múltiples causas. Empleados reincorporados prematuramente: antes de que llegase la clientela. Trabajadores de brazos cruzados: a la espera de suministros que se retrasan. Afloramiento de la economía sumergida: el empleo estaba ahí, pero no estaba contabilizado. Baja eficiencia del teletrabajo: los trabajadores son menos productivos en casa.

Probablemente un poco de todo. Lo históricamente novedoso es que se recupere antes el empleo que el PIB. Anteriormente, cuando se producía un desfase entre los dos relojes, el del PIB adelantaba y el del empleo retrasaba. Ahora sucede al revés y por eso, a punto de concluir el año, no sabemos en qué punto de la subida nos encontramos.