Contra el covid, un brazo de silicona

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

NARENDRA SHRESTHA

08 dic 2021 . Actualizado a las 07:06 h.

No tengo formación sanitaria, pero sí los suficientes miembros de mi familia con ella como para saber que una profesión tan exigente como la medicina, a menudo, requiere más que conocimientos científicos y experiencia, sabiduría para tratar a los pacientes teniendo en cuenta sus emociones, temores, debilidades y también fortalezas. Todos y cada uno de nosotros somos maravillas de la naturaleza. Nuestros cuerpos son obras perfectas que, de vez en cuando, sufren defectos de funcionamiento, bien por nuestra genética, nuestros hábitos, nuestra edad o, simplemente, por accidente o mala suerte.

Por eso enfermedades y muerte son, en la mayoría de los casos, nuestro mayor temor. El misterio sobre qué hay, si es que hay algo más allá, hace que nos resistamos a marcharnos e intentemos aferrarnos a este mundo que conocemos.

Y para garantizar que nuestra estancia sea lo más larga y en las mejores condiciones posibles seguimos las pautas que los sanitarios y los investigadores nos van indicando en función de los diferentes avances científicos lo que nos ha permitido vencer y, en algunos casos, erradicar enfermedades y ganar esperanza de vida.

Por eso, cuando, pese al irrefutable hecho de que esta pandemia se ha cobrado muchísimas vidas, hay quien se niega a vacunarse alegando que no quiere «contaminar» su cuerpo o que no quiere que le priven de su libertad para elegir, me pregunto por qué los «conspiranoicos» no recuerdan cuántas personas se han salvado de la viruela, la polio u otras enfermedades gracias a las vacunas y si no sienten la culpa por ser posibles responsables, ya no de su propia muerte, sino de la de otras personas a las que pueden contagiar.

Pero, es tal el fanatismo de estos «negacionistas» que no dudan en llegar al colmo del absurdo como un sanitario italiano, quien necesitado del «pasaporte verde» para poder trabajar, se presentó en un centro de vacunación armado con un falso brazo de silicona para que la enfermera le inyectara la dosis en él.