Xixón tendrá presupuestos para el año 2022. Tras una negociación, no exenta de tensiones y casi como una prueba de fondo, las fuerzas progresistas han logrado encontrar puntos de acuerdo para lograr que desde el 1 de Enero se puedan desarrollar con certeza los proyectos que tiene por delante el concejo. El símil sobre la prueba de fondo, no es casual, ya que como en una prueba de este tipo no llega a la meta triunfante quien mejor sale, quien más esprinta en los primeros kilómetros o quien reserva fuerzas para llegar a un final incierto. Al final, quien gana es quien es capaz de no despistarse en la salida, quien mantiene el ritmo para no quedar descolgado y quien llegados a los últimos kilómetros tiene el bagaje del trabajo previo bien hecho. Poniendo seguro más de creencia en sí mismo, que en la energía que le pueda quedar. Así se llega también a lograr un acuerdo como el que ha llevado a Xixón a tener hoy presupuestos.
Con la entente entre Izquierda Unida, Podemos-Equo y PSOE se logra un importante impulso a una agenda de recuperación en Xixón. Nuestro concejo empezaba a ser una isla, una rara avis en las relaciones políticas que se empiezan a consolidar, no sin sus tensiones evidentes, entre los socios de coalición estatal. El escudo social, las transformaciones sociales, el impulso a las políticas climáticas, la mejora de las políticas de vivienda o el comienzo de un ambicioso proyecto de modernización de los servicios sociales parecen llegar a estas latitudes en forma de proyectos. La agenda laborista, que a mi modo de ver es condición sine qua non para cualquier proceso en nuestro espacio político, gana enteros con las medidas pactadas.
Habrá seguro quién pueda criticar este acuerdo. Desde la derecha y la extrema derecha gijonesa ya lo han hecho. Un relato catastrófico y apocalíptico que la realidad desmiente. Hoy Xixón no tiene nada que envidiar a ciudades con mucho más presupuesto y peso político a nivel nacional. Incluso Ciudadanos se ha sumado al relato. Un Ciudadanos que se ha dejado querer por el revival de una importante parte del PSOE gijonés, que se había olvidado de aquel famoso «con Rivera no», que le cantaban en Ferraz sus militantes, pero que sigue sin llegar con nitidez a la calle la Argandona (sede del PSOE en Xixón). Finalmente el pacto antinatura que supondría integrar a los naranjas en el proyecto de un futuro progresista para Xixón, no pudo ser, para lamento como digo de algunas autorizadas voces socialistas que beben los vientos por un viaje al centrismo xixonés.
Con el entendimiento entre las tres fuerzas que compartimos gobierno de coalición, se enfrenta al inmovilismo y a la negación por la negación que enarbola la derecha. Tendríamos acierto si analizamos que el momento impugnador, que la ventana de oportunidad abierta en el proceso post15M se va cerrando y que el eje izquierda-derecha es hoy una realidad palpable. Seguramente, en la izquierda también habrá quién considere débil o irrelevante este acuerdo. Suele ser bastante común en los últimos tiempos en quienes se sienten muy cómodos y cómodas en el todo mal. Una posición que empieza a ser atractiva y demasiado repetitiva para quien no tiene que ponerse ante el espejo de conflictos reales e inmediatos de la actividad política.
El año y medio que queda por delante antes del proceso municipalista de 2023 hace que con este nuevo escenario se haga más fácil el entendimiento en el campo de la izquierda transformadora. La seriedad y las certezas que desprende el proyecto que se construye en torno a Yolanda Díaz, empezaban a desentonar con la tormentosa relación en las fuerzas del cambio en Xixón. La mistura o mestizaje del que siempre habla Yolanda, se hacía muy cuesta arriba en el hábitat gijonés de las organizaciones sindicales, sociales y culturales que reproducían enfrentamientos que con este acuerdo parecen encauzarse. Hoy al menos, parece que esa esperanza de un Frente amplio se ve más cerca.