Enmascarillados

Carlos G. Reigosa
carlos g. reigosa QUERIDO MUNDO

OPINIÓN

XOAN A. SOLER

27 dic 2021 . Actualizado a las 08:59 h.

Ya lo sabemos, pero quizá no esté de más repetirlo: el uso de la mascarilla es obligatorio en la vía pública, en espacios al aire libre y en cualquier espacio cerrado de uso público o que se encuentre abierto al público, siempre que no sea posible mantener una distancia de seguridad interpersonal de al menos dos metros. El presidente Sánchez ha impuesto la medida entre severas críticas por su supuesta o real falta de utilidad, pero esta vez no todos nos sumaremos a esta fustigación, ante la realidad de que el avance de la sexta ola sitúa a gran parte de las comunidades autónomas en riesgo alto, con una incidencia acumulada superior a los 300 casos por cada 100.000 habitantes. 

Sánchez se ha ganado muy severas críticas con todo merecimiento, pero en este caso parece prudente salir de ese carril para centrarse en los hechos y no en él. Porque, con todos sus abundantes alardes y desaciertos, hay que reconocer que estamos en la misma lucha que otros países y que cada uno acierta o desacierta según la voluntad de un extraño azar que parece dirigir esta pandemia a golpe de caprichos telúricos.

Recuerdo todos los errores iniciales, cuando el presidente del Gobierno invadía los informativos de TVE como si fuera un invitado preferente en nuestras casas. Estaba claro que quería liderar un éxito que suponía próximo y redentor. Pero se equivocó, y el Sánchez que ahora se dirige a nosotros ha aprendido la lección y creo que, en verdad, solo tiene en mente desalojar al virus, también como modo de no fracasar él. Porque sí cree que está en juego su futuro, como se puede adivinar detrás de su mascarilla.

Por todo ello, en esta ocasión me sitúo fuera de las críticas que se le hacen por aprobar y liderar el actual enmascarillamiento. Porque el virus sigue ahí, sin aflojar, y su desalojo no tiene fecha de salida, es decir, de caducidad. Nos dejó dicho Séneca que «en la adversidad conviene a veces tomar un camino atrevido». Y hay que atreverse a tomar medidas, por incómodas que sean, cuando el enemigo no cede. Después de la lucha, estaremos en condiciones de valorar los aciertos y desenmascarar los errores del presidente Sánchez. Y podremos emitir nuestros votos.