¿Qué dirían los padres de Putin?

OPINIÓN

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29 ene 2022 . Actualizado a las 10:15 h.

Los jóvenes de hoy no entenderán el título de este comentario. Pero los viejos de mi generación, que para coger el ascensor social tuvimos que ser alumnos internos, sabemos que, entre las formas retóricas que usaban para echarnos las broncas, la más gravosa empezaba así: ¿Qué dirían tus padres si supiesen que…? También es cierto que nuestros padres, obligados a ganar la vida en condiciones abnegadas, consideraban chiquilladas aquello que, en el pequeño mundo del internado, sonaba a delito contra la humanidad.

De esto me acordé ayer cuando descubrí que el presidente de Francia estaba muy atareado pensando en qué podría decirle a Putin para terciar en el conflicto de Ucrania. Y en esto, utilizando la agilidad propia de un politólogo, cogí el móvil, llamé a Macron y le dije: «Yo, en tu caso, empezaría así: ¿qué dirían tus padres, colega Putin, si supiesen que andas jugando a la guerra con la OTAN sin medir las consecuencias? Y por eso puedo revelar que fue así como empezó la conversación telefónica entre los dos egos más acentuados al oeste de los Urales.

Los motivos por los que la OTAN tiene tantas dificultades para hablar con Putin no se derivan de que sea un dictador enmascarado, ni de que haya sido educado en la KGB, ni de que Kiev siga siendo un referente simbólico de lo que primero se llamaba «todas las Rusias» y la URSS un poco después. Porque de todo eso se podría hablar. El problema viene de que los occidentales tratamos a Putin como si no tuviese ni pizca de razón, y como si él pobre zar de las estepas no se diese cuenta de que le estamos exigiendo un modelo de seguridad que nosotros no aceptamos.

¿Qué haría Biden si Putin hiciese con Cuba o Venezuela lo que la OTAN describe como la autonomía de las preferencias políticas y militares de Ucrania? La respuesta, no lo duden, sería esta: movería sus flotas hacia el mar Caribe, daría un ultimátum a Rusia, y, en el supuesto de no ser atendido, invadiría de una u otra forma ambas naciones, como ya hizo Kennedy en 1962. ¿Y qué diría el padre de Biden si supiese que su hijo está utilizando la ley del embudo para negarle a Putin lo mismo que él exige? Pues diría que la negociación es cosa de dos, y que la única oferta que Putin puede aceptar, que no sea humillante, o arriesgadamente forzada y por ende provisional, es la de crear espacios de seguridad entre los dos bloques que ahora se miran a cara de perro.

Debemos decir, para no ser inocentes, que ese pacto no sería sustantivo, ya que, en caso de conflicto real, ambos bloques —Rusia y OTAN— tienen capacidad para guerrear puerta a puerta y sin pedir permiso de paso a los que serían las mayores víctimas de la guerra. Pienso que los padres de Biden y Putin dirían que no estamos hablando de seguridad, sino de estatus, y que esto, en términos bélicos, no pasa de ser una chiquillada. Por eso creo que aún hay campo para la negociación, si se hace en serio y con cesiones mutuas, y si no convertimos los temas accesorios en una inmanejable cuestión de prestigio.