Una Rusia sin Eurovisión

OPINIÓN

27 feb 2022 . Actualizado a las 15:19 h.

El veto a Rusia en Eurovisión no salvaguardará a Ucrania del fuego de los misiles. Resulta frívolo hablar de festivales, o de finales de la Champions League, como contraprestación al ruido y la furia devastadora de la guerra. Pero, hundidos ya en el lodo, nunca hay que subestimar el pequeño valor de un mínimo gesto. Putin quiso convertirse en agente del KGB a raíz de su afición a un thriller de espías que seguía en televisión y mira dónde estamos ahora.

Es evidente que, en el conflicto actual, puede hacerle una brecha mayor al invasor el repudio del sistema bancario que el hecho de perder en el festival los doce puntos garantizados por parte de sus fieles países satélite. Pero el rechazo se hará más popular y visible con la cancelación del pasaporte a Turín. Al fin y al cabo, Rusia solo participa desde 1994. Nunca lo hizo mientras existió la URSS.

La expulsión del concursante soviético servirá, además, a los países occidentales para poner la venda antes que la herida. Porque todos esos analistas que hoy se burlan de este desahucio simbólico por su evidente intrascendencia habrían sido los primeros en reprobar la torpeza si, llegado el mes de mayo, un embajador de la televisión estatal rusa hubiese paseado como si nada su bandera y sus consignas por este juego europeo donde cada año se decide qué país canta mejor.