«O Núñez Feijoo o nada»

OPINIÓN

Feijoo comparece ante los medios en Génova tras presentar los avales de su candidatura para presidir el partido
Feijoo comparece ante los medios en Génova tras presentar los avales de su candidatura para presidir el partido David Fernandez| EFE

10 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuentan que los soldados de Julio César gritaron al unísono: «O César o nada», cuando el general romano, decidido a cruzar el río Rubicón, anunció a sus hombres que no estaban obligados a acompañarle y que, en caso de hacerlo, deberían asumir las consecuencias. Como el lector conoce, César cruzó el pequeño río al frente de su ejercito y entró en Roma, venció a sus opositores liderados por Pompeyo y se hizo con el poder absoluto de la moribunda República. Finalmente, fue apuñalado hasta la muerte por un grupo de senadores entre los que se encontraban viejos enemigos amnistiados y, también, aquellos a los que consideraba aliados.

Bien podría decirse que todos aquellos con poder de decisión en el Partido Popular han emitido un sonoro «O Núñez Feijóo o nada». Lo han hecho después de días en los que han expuesto, sin el menor pudor, la peor cara de la política y -no creo exagerar- de la condición humana.

El inmaduro cruce de acusaciones de espionaje y corrupción, sin pruebas de por medio -tornado en la peor crisis vivida en el hoy principal partido de la oposición- entre Isabel Díaz Ayuso y Pablo Casado, ha dejado un reguero de ambición desmedida, ingratitud, deslealtad y crueldad que ha desembocado en la salida de Casado de la presidencia del PP y en la gestión en materia de contrataciones realizada por el gobierno de la Comunidad de Madrid siendo investigada por la fiscalía.

En estas condiciones, sí. Alberto Núñez Feijóo ha aceptado la llamada de sus compañeros y, salvo improbable sorpresa, liderará el Partido Popular. Parece que lo conseguirá, como siempre ha demostrado querer hacerlo: sin dar muestra de ambición alguna, respondiendo a un unánime clamor que le unge como el único capaz de salvar a su partido y, a medio plazo, a su país.

Pero a Núñez Feijóo, con merecido reconocimiento por sus consecutivos éxitos electorales en Galicia -sus particulares guerras de las Galias- la llamada de socorro de sus correligionarios no le llega por sorpresa. Él mismo terció, de forma definitiva, en la crisis. «Cruzó el Rubicón» al exigir públicamente a Casado la celebración de un congreso extraordinario y urgente que pusiese fin al enfrentamiento.

Sus palabras fueron repetidas por quienes hasta entonces guardaban silencio y por algunos que en las primeras jornadas del enfrentamiento interno habían manifestado su apoyo al presidente del PP. Líderes autonómicos, diputados, senadores, alcalde, etc., retiraron paulatinamente su apoyo a Casado. Al abandono a su suerte se sumó la crueldad de quienes proponían fórmulas que negaban la mínima dignidad en la irremediable salida del líder nacional.

Una vez celebrado el congreso nacional del PP -todo apunta a que será un púrpura y laureado triumphus para Núñez Feijóo-  el aún hoy presidente de la Xunta de Galicia se hará cargo de una organización política que intenta mantener el liderazgo en el centroderecha, debatiendo cuál será su inmediata relación con la extrema derecha que representa VOX.

Hasta el momento Núñez Feijóo se ha mostrado contrario -también lo ha hecho González Pons, quien parece destinado a responsabilidades orgánicas importantes- a formar gobiernos de coalición con la organización de Santiago Abascal.

Sin duda, este será el gran debate a corto plazo en el Partido Popular. Controversia que pondrá en cuestión si el partido fundado por Fraga Iribarne continúa avanzando por el camino seguido por sus organizaciones hermanas en distintos países europeos, alejándose del extremismo o acepta mantener varios gobiernos autonómicos a cambio de sacrificar la posición moderada, determinante en los resultados en las próximas elecciones generales. Certidumbre en el mensaje transmitido por personas sensatas.

Hará bien Núñez Feijóo en alejarse de aquellos que un día exponían en redes sociales -con foto incluida- su lealtad a Casado para al día siguiente, tras conocer la debilidad del de Palencia, solicitar su dimisión. Son los mismos que siempre protegen sus intereses personales tras una supuesta defensa de las «esencias» del PP. Si su deseo de acceder o continuar en responsabilidades públicas u orgánicas se ve frustrado no dudarán en señalar a quien crean responsable de esta situación de estar destruyendo los mencionados intocables «principios».

Del acierto a la hora de formar equipos -en Génova 13 y en las distintas sedes autonómicas, regionales y locales- dependerá, en gran medida, que los «Idus de Marzo» pasen sin provocar el mínimo roce a Alberto Núñez Feijóo.