Alberto Núñez Feijoo se presenta ante ustedes

OPINIÓN

El expresidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo,
El expresidente de Galicia, Alberto Núñez Feijóo, Juan Carlos Hidalgo

15 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Alberto Núñez Feijoo se está presentando ante sus militantes y en los medios de comunicación como una alternativa seria de político moderado y con trazabilidad en su trayectoria y con capacidad de gestión, frente al político populista de las ruedas de prensa, los tweets y las declaraciones estridentes, de su predecesor, pero al mismo tiempo con un traje hecho a su medida como líder de la restauración. Una crítica nada velada a la inexperiencia, la inconsistencia y la estrategia errática de su predecesor en la línea sucesoria del PP, interrumpida temporalmente como consecuencia de la agitación de los vientos de la indignación y los consiguientes cambios estatutarios a raíz de la pérdida del gobierno. Una restauración política y una reconstrucción personal en la que se pretende anticipar también la recuperación del gobierno de España para la derecha.

Feijoo se muestra como un político a la antigua usanza, que añora y pretende retomar la vieja política del bipartidismo, donde los dos partidos mayoritarios se lo reparten casi todo en ciclos de alternancia, sin que nada les inquiete o les condicione a sus respectivos extremos, pero en que 'los conservadores sean los que gobiernen, el PSOE carezca de capacidad de mando y los nacionalistas estén fuera del gobierno'. Feijoo se ha permitido poner en duda incluso que el PSOE mantenga hoy el modelo clásico de partido y no se haya transformado ya en un partido meramente personalista del presidente Sánchez.

Así lo ha venido defendiendo en los actos previos a su aclamación en el Congreso Extraordinario del Partido Popular, previsto para primeros de abril, prácticamente desde su autoproclamación en Galicia. Sin embargo, no le ha hecho ascos a mantener la corrupción escondida debajo de la alfombra, dando por buenas las nulas explicaciones de la presidenta Díaz Ayuso sobre las adjudicaciones recibidas por su hermano, que han estado en el origen de la última crisis. Un modelo político que se podría decir que también formó parte de las causas que llevaron al PP de Rajoy a perder en su momento el gobierno. Y no solo debido a la lacra de la corrupción, sino también por sus políticas económicas de precarización laboral y social y por su incapacidad para abordar la declaración de independencia, el referendo y la crisis institucional en Cataluña.

Por otra parte, esta política moderada al estilo de Núñez Feijoo no está exenta de radicalidad en cuanto a sus contenidos. La frase de «no vengo a insultar sino a ganar a Pedro Sánchez» apunta, además de una crítica a los gruesos calificativos de su predecesor, a un cambio sobre todo en las formas, a un nuevo talante como el que ha hecho gala por ejemplo en la gestión taimada de la pandemia. Una posición  tan alejada del negacionismo vergonzante y la confrontación institucional que ha caracterizado la gestión del gobierno de la comunidad de Madrid, como del diálogo y la cooperación entre CCAA y con el gobierno central propios de la lealtad autonómica, muy por el contrario aprovechando cualquier ocasión para diferenciarse y no perder la oportunidad de criticar a la coalición de la izquierda ni de presentar su gestión en Galicia como un ejemplo alternativo, aunque en líneas generales ambas hayan sido muy similares.

Tampoco este nuevo talante es sinónimo de actitud dialogante ni mucho menos de voluntad de llegar a acuerdos entre diferentes. De hecho, ha sido más un instrumento para consolidar su mayoría absoluta que para reconocer el pluralismo y dialogar con las minorías durante sus años de gobierno. Así actuó antes cuando le tocó hacer oposición al gobierno de coalición de la izquierda y el nacionalismo en Galicia y algo parecido ha ocurrido en su relación reciente con Ciudadanos, negándose a una coalición pero al mismo tiempo diluyendo las siglas conservadoras del PP en un galleguismo evanescente. Que pase la pelota pero no el jugador.

Todo ello no quiere decir tampoco que cuando lo ve necesario el Sr. Feijoo no recurra al golpe de mano más genuinamente populista, como lo ha hecho en compañía de los denominados barones del partido para derrocar a Casado sin posibilidad alguna de contestación ni alternativa, aprovechando la cadena de errores que culminó con su estrepitosa derrota en el pulso con Díaz Ayuso.

Ante todo, Alberto Núñez Feijoo es un político pragmático que tan pronto condena los paradigmas anti europeísta y anti autonomista de la ultraderecha, como sin solución de continuidad avala al presidente Mañueco para abrazar de forma entusiasta el acuerdo exprés de gobierno con Vox en Castilla y León, y a continuación pasa a considerarlo un caso excepcional que anuncia que no piensa generalizar en el momento en que sea elegido como presidente del gobierno.

El próximo congreso extraordinario simboliza el retorno a la continuidad dinástica del PP y la llegada del presidente deseado, aunque también la permanencia de los viejos y nuevos estigmas de la corrupción, de la refundación trumpista y de la consiguiente polarización política. solo queda por saber si al menos liderará el desbloqueo del Consejo General del Poder Judicial.

Como colofón, a la primera oportunidad de ejercer como presidente in pectore, Feijoo ha encabezado la demanda de rebaja de la fiscalidad de los sectores afectados por los efectos de la guerra en la Conferencia de Presidentes y al cabo de unas horas ha acusado al gobierno de forrarse con los impuestos.

En definitiva, un guante de seda en un puño de hierro.