¿Por qué es innecesaria la regasificadora de Xixón?

Paco Ramos | Adrián Arias

OPINIÓN

Planta regasificadora de El Musel
Planta regasificadora de El Musel Jorge Peteiro | Europa Press

30 mar 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

La crisis desencadenada por la guerra en Ucrania y sus consecuencias geopolíticas, nos han llevado a un curioso revival con la regasificadora de Xixón. Esta infraestructura faraónica, innecesaria, perteneciente al proyecto grandonista del gobierno Areces, aplaudida por casi todo el espectro político, empresarial y sindical de la época, fue declarada ilegal por el Tribunal Supremo en 2016. La sentencia fue una victoria de un grupo pequeño, pero muy activo y combativo, que logró hacer valer un reglamento que protegía a los vecinos y vecinas de la zona frente a la instalación de (más) infraestructuras innecesarias, peligrosas y contaminantes.

Un Reglamento, el RAMINP, que hay que recordar que fue derogado a la velocidad del rayo para intentar consumar el atropello que suponía no aplicar la prohibición de estas instalaciones a menos de 2000 metros de las viviendas cercanas. Y desde ese momento hasta hoy, tenemos que seguir viendo cómo se ha intentado una nueva tramitación para reabrir la planta que aún no se ha materializado. Pero al rescate de este proyecto ha llegado la crisis energética, la geopolítica de la UE y muchos complacientes poderes fácticos asturianos que piensan que abrir una mole de cemento para almacenar gas licuado es el futuro dorado para Asturias.

Lo primero que habría que señalar es el contexto en el que se pretende tomar esta decisión. En nuestra opinión se utiliza lo que con mucha mejor literatura explica Naomi Klein en su libro La Doctrina del Shock: «La teoría de la terapia de shock económica se basa en parte en el papel de las expectativas como combustible [...] Lo que hace un cambio súbito y brutal de política es alterar rápidamente las expectativas y señalar al público que las reglas del juego han cambiado dramáticamente».

El shock comenzó mucho antes de la guerra en Ucrania. El cambio de rumbo de la UE sobre su política de transición energética comienza con la decisión de principios de año de considerar el gas y la energía nuclear como energías en transición compatibles con el Pacto Verde Europeo. Un sinsentido que coincide con la presidencia francesa de la UE y que plantea a las claras un viraje importante. La guerra en Ucrania lo acelera todo. La Comisión Europea ve una oportunidad de acelerar el proceso de gasificación y considera que independizarse del gas ruso es una gran oportunidad. Sólo como recordatorio: Putin era un tirano mucho antes de invadir Ucrania, aunque para la UE comenzó a serlo tras esa decisión.

¿Pero sobre la base de qué información nos están intentando hacer creer que la regasificadora de Xixón es necesaria? La primera de ella es lo estratégico que supone para la nueva teoría de la independencia energética de España. Esto es FALSO. España no mejorará su independencia abriendo una nueva regasificadora. Nuestro país tiene en la actualidad en torno a un 30% del total de la capacidad de regasificación de la UE contando además a Reino Unido. Con seis regasificadoras abiertas y tres almacenes de gas activos, tiene más que disponible su capacidad. Pero a más, abrir una nueva regasificadora no nos hará menos dependientes de otros. En este caso de aquellos países que nos pueden proporcionar gas natural licuado. Nuestra dependencia del gas va a seguir existiendo, ya sea de gas argelino, gas ruso o de gas estadounidense. Por cierto, este último un gas procedente del fracking y transportado en barcos, con lo que eso conlleva en términos de sostenibilidad ambiental. No deja de pasar inadvertido también como EEUU acaba de firmar hace apenas unos días en Bruselas un acuerdo millonario con la UE para proporcionarle 15.000 millones de metros cúbicos al año de gas licuado. Aunque este acuerdo tendría que concretarse en un acuerdo entre empresas, lo que no es posible ni a corto ni medio plazo, no hay capacidad suficiente de licuefacción, e instalarla necesitaría acuerdo de compra para varias décadas, lo que hipotecaría los procesos de descarbonización y de reducción de la dependencia energética.

La segunda cuestión a tener en cuenta es: ¿abrir la regasificadora rebajará mi factura de la luz o la de la industria? La respuesta no la damos nosotros, que podrían pensar que no somos objetivos, la da la Comisión Nacional de Mercados y la Competencia (CNMC). La puesta en marcha de la regasificadora de Xixón aumentará los precios de la energía, incurriría en gastos innecesarios y provocaría que todos y todas tuviéramos que pagar los dividendos a Enagás.

La tercera motivación que podría valorarse sería: ¿pero la regasificadora puede ser una oportunidad para proyectos como el hidrógeno verde? Según varios expertos, las instalaciones de la regasificadora serían poco útiles para almacenar hidrógeno verde. Los proyectos que se plantean para el futuro, en los que participan hasta 30 empresas vinculadas con la región, incluida la propia Enagás, apuestan por otro modelo de hidrógeno verde para Asturias. Y sobretodo que esa adaptación requeriría una importante inversión, sumada a la casi necesaria para su apertura como almacén de gas. Ya se pueden imaginar quiénes vamos a pagar esas inversiones: los consumidores y las industrias en las facturas vía impuestos y peajes. 

Si estos no fueran motivos de peso, al menos abría otros tres motivos más por las que la regasificadora no debería abrir: la instalación se ha declarado ilegal, es una fuente de peligro y contaminación para los vecinos/as de la zona y nadie y hay que ser muy claros, nadie puede asegurar que el gas vaya a ser una energía que cuente con apoyo europeo en los próximos años. No entraremos en detalle en lo que supondría de contradicción para un ministerio encabezado por Teresa Ribera el abrir una infraestructura de gas. Después de sus principios claros en defensa del abandono de los combustibles fósiles o de declarar la emergencia climática en 2020.

Con mucha seguridad, muchos de estos motivos y argumentos serán desechados. Ya son una multitud quienes raudos y valientes han acudido en apoyo de Enagás (para despistados: una eléctrica de titularidad privada y de esas con ex políticos en su consejo de administración como Blanco, Montilla, Ana Palacio o Isabel Tocino). Aún así, creemos que al menos quienes estamos convencidos de que abrir la regasificadora de Xixón es una mala idea y una opción innecesaria, debemos decirlo. A pesar de que como nos recuerda Naomi Klein de nuevo: «En momentos de crisis, la población está dispuesta a entregar un poder inmenso a cualquiera que afirme disponer de la cura mágica».