La ventana indiscreta

Nieves Lagares EQUIPO DE INVESTIGACIONES POLÍTICAS DE LA USC

OPINIÓN

Quique Garcia | EFE

03 may 2022 . Actualizado a las 09:45 h.

Siempre me provocó curiosidad la situación de James Stewart, detrás de su ventana frente al universo ajeno, a la búsqueda de las historias de los otros, incapaz de comprender que tanta curiosidad solo nace de la vocación humana de buscar lo que no conoce y le provoca. No sin razón, el primer pecado del hombre nace de la curiosidad; morder la manzana que da acceso al conocimiento, incluso sin saber lo que hay detrás, que es lo que no conocemos.

Y con esa vocación de buscar lo que hay detrás de las ventanas ajenas surgen los espías, las centrales de inteligencia de todo el mundo. La época de la democracia de la transparencia y la época de la seguridad que sucedió al 11 de septiembre se han encontrado enfrentadas ante la mirada de Pegasus, ese software que puede penetrar en tu teléfono sin que lo percibas y borrar todo rastro de su presencia.

La mayoría de los ciudadanos estamos descubriendo demasiadas cosas al mismo tiempo, pero ya nada nos sorprende, porque no hay nada que no creyéramos imaginable en este mundo virtual que pone tus comportamientos y tu vida ante la mirada de los otros; estamos desnudos, sin cortinas.

Todos sabemos que tiene que existir el CNI, que los Estados deben tener la capacidad de controlar a los malhechores, que ese control no se puede anunciar en los periódicos; y por lo tanto, ninguna de estas cosas está en duda. Lo que no sabemos es qué formato debe tener el CNI y qué funciones para que pueda considerarse totalmente democrático, quiénes son los malhechores, y quiénes deben tener conocimiento de las acciones del CNI, aunque no sea a través de los periódicos. Dicho de otro modo, reglas claras.

Como tampoco vale que los políticos se hagan cruces porque se les ha espiado a ellos, como si no fueran ciudadanos normales que deben ser controlados cuando un juez intuye que hay cierto indicio de delito, aunque no estemos de acuerdo en lo que es un delito.

El problema es que en democracia no se puede tratar mejor al político, aunque profese una recta moral nacionalista que lo exima de todo pecado, que al que alienta en las redes a la yihad, porque los dos son ciudadanos iguales; y es que la democracia es parca para los distingos. Y por si esto no fuera suficiente, y Bolaños y Robles no parecieran pertenecer a dos tribus diferentes, ahora nos dicen que Sánchez y Robles también fueron espiados por el dichoso programa, para crear más revuelo y contradicción entre los que estábamos en cada posición.

No sé quién ha sido el estratega ni el experto en comunicación, pero cualquier día subo y le doy una patada a la silla de Stewart, a ver si por una vez cierra la cortina al principio de la película y no al final.