El rey emérito Juan Carlos
El rey emérito Juan Carlos Francois Lenoir | REUTERS

20 may 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

No sé si es nuestro estilo de vida o si son los acontecimientos los que hacen que pensemos que todo ocurre de manera frenética, pero comparto la reflexión publicada ayer por Occimorons en sus redes sociales de que «vivimos tan rápido que no tenemos ni tiempo ni de pensar en quienes somos». Pero pese a lo acelerado que pasan nuestras vidas (y hay que aprovechar cada segundo, como bien sabía hacer Sergín, que el miércoles le rendimos un sencillo y emotivo homenaje por el primer aniversario de su fallecimiento) también es verdad que hay temas que siguen en plena actualidad. Poco más tengo que decir de mi opinión personal sobre la monarquía, y particularmente sobre Juan Carlos I. ¿Ha habido algún cambio en la institución? Se nos intenta convencer de que se tiende hacia una mayor transparencia, entre otras cosas publicando la situación económica y patrimonial del actual Jefe de Estado, pero mientras siga dando espectáculo su padre (ha vuelto a España para participar en una regata en Galicia, y todo esto sin haber dado ni una sola explicación a la ciudadanía, ni tan siquiera para repetir el ‘no volverá a ocurrir’) deja claro que la regla a seguir será la de obviar todo lo que le digan (lo de que la justicia es igual para todos  que nos machacaron en los resúmenes de aquel mensaje de Nochebuena lo dejamos para otro día). Lo mismo tengo que decir con el PP y los nuevos audios conocimos esta semana. Volvemos a escuchar y a reafirmar que lo que les preocupaba no era la corrupción en sí, sino en «la libretita» donde se hacían los apuntes de esa caja b. Pasa el tiempo, algunas personas ya no están, pero quienes han tomado el relevo no limpian lo que tienen en casa y así les va. Ojalá tomara nota el conjunto de la población española para censurar estas acciones y actitudes lamentables.

Me parece fantástico que la agenda feminista esté en el centro de todas las políticas, porque es una perspectiva imprescindible para garantizar la ampliación de derechos. No creo que sea imprescindible la uniformidad de ideas, porque cada persona es distinta (y en esa pluralidad siempre se conseguirá enriquecer los objetivos), pero en los mensajes sí que creo que debería de buscarse más consensos. Afortunadamente hay muchas conquistas que se han logrado a favor de la igualdad entre mujeres y hombres, pero otras que quedan por conseguir parece que crean más desacuerdos que apoyos. La abolición de la prostitución, el tener derecho a la baja laboral por sufrir una regla dolorosa (endometriosis) y la rebaja del IVA de los productos de higiene femenina (tampones, compresas, copas menstruales) han sido tres de los ejemplos que hemos visto esta semana que han tenido muchos puntos de vista diferentes, algunos incluso contradictorios. Estoy convencido que desde el diálogo se conseguirá llegar a puntos comunes, especialmente entre los partidos de izquierdas, y que todas estas medidas terminarán siendo una realidad con la que España será un país mejor.