Menuda carrera de supervivencia, la política. Que se lo pregunten a Javier Maroto, que empezó hace 23 años de edil en Vitoria y, tras ser diputado por Álava y alcalde de Vitoria, acabó fuera del Congreso en las generales del 2019. Como en política casi todo tiene arreglo —lo de Teodoro, por ejemplo, tiene pinta de que no— el hombre se empadronó en un pueblo de Segovia, obrándose el milagro de los panes y los políticos: fue designado senador por Castilla y León en este Estado que el número 3 de Feijoo, en un debut de todo menos glorioso, calificó como plurinacional. Maroto, que es portavoz del PP en el Senado y quiere seguir siendo algo, sabe que tirar del argumentario del partido es la mejor receta para evitar un Bendodo. Pero ayer debió extraviarlo; o esa es la sensación, que en plena sesión en el Senado decidió recurrir al comodín de la llamada. Aunque tratándose de un político habrá quien piense si, en realidad, no estaría reservando mesa para cenar.