Algoritmo Nadal

OPINIÓN

YVES HERMAN | REUTERS

06 jun 2022 . Actualizado a las 08:45 h.

Rafa Nadal debutó en Roland Garros en el 2005. Desde entonces suma catorce finales y otros tantos títulos. Son más de cien partidos en la arena de París y solo tres derrotas: ante Soderling en el 2009, y frente a Djokovic en el 2015 y el 2021. Son más de tres lustros sin que nadie le haya discutido la supremacía en su superficie favorita. Una barbaridad. Pero fuera de su hábitat natural, y contra rivales que acreditan mejores condiciones que el tenista de Manacor, ha sido capaz de ganar dos veces en Australia, otras dos veces Wimbledon y cuatro el US Open. Björn Borg, otro de los históricos de la tierra batida, nunca levantó títulos en Australia ni Nueva York. Quizás no sea el símil más adecuado para Nadal, pero es como si un ciclista especialista en alta montaña también es capaz de anotarse triunfos en pruebas contra el reloj y en finales al esprint. Impresionante.

Nadie en el mundo compite como Rafa Nadal, y sin sacar pecho jamás. No ha dejado de pulir su tenis. Quizás no sea el mejor sacando, ni voleando, ni restando, ni en las dejadas... Pero está entre los mejores en todo y ha sido capaz de ganarles a todos y en todos los terrenos. Nadie se agarra a los partidos como él. Porque su cabeza es un algoritmo. Son más de quince años en el circuito profesional, siempre entre los más grandes. Porque en todo este tiempo no ha parado de encontrar soluciones y no se le recuerda buscando excusas.