Santiago Abascal, cautivo y desarmado

OPINIÓN

José Manuel Vidal | EFE

22 jun 2022 . Actualizado a las 10:10 h.

La última foto que se conoce de Santiago Abascal es un robado del día después de la noche de autos. El líder de Vox sale de un hotel de Sevilla hacia sus cuarteles de verano con las fundas de sus trajes, sus maletas y una bolsa de mano cargada de dudas. Tampoco hay duda de que va a tener que pagar un suplemento por el equipaje. El hombre se bate en retirada mientras todavía resuenan los ecos de su estrepitosa premonición: a Macarena Olona «se le está poniendo cara de vicepresidenta». Como fisonomista, no tiene precio. En un abrir y cerrar de urnas, a la candidata de Vox se le puso en realidad rostro de «hija de Dios», divina coartada para explicar que no puede «asegurar sus designios». Ergo, si alguien se la encuentra en el AVE de vuelta al Congreso, el responsable será una fuerza superior. Superior incluso a Abascal, al que, en esta imagen acaso no se percibe bien, se le está empezando a poner una cara a medio camino entre Pablo Iglesias y Albert Rivera.