Cáncer de piel: prevenir salva vidas

José Luis Cebrián PUNTO DE VISTA

OPINIÓN

María Pedreda

25 jun 2022 . Actualizado a las 10:12 h.

El cáncer de piel es el más frecuente de todos los tipos de cáncer a nivel mundial, según datos de la Asociación Española contra el Cáncer. De hecho, uno de cada tres diagnósticos de cáncer es de piel. La prevención es vital en una enfermedad que se cobra una vida cada nueve minutos en todo el planeta. Se calcula que 33.000 muertes por cáncer de piel en todo el mundo se podrían haber prevenido si los pacientes hubieran buscado ayuda médica. Por ello, uno de los objetivos de las campañas de prevención es educar en salud a la población.

El exceso de radiación ultravioleta por exposición inadecuada y excesiva al sol o a otras fuentes artificiales de radiación UV, como las lámparas bronceadoras, está detrás del crecimiento anormal y descontrolado de las células cutáneas que provocan el cáncer de piel.

Es importante remarcar que cualquier persona con antecedentes de exposición excesiva al sol puede desarrollar cáncer de piel, pero algunos fototipos cutáneos pueden ser especialmente vulnerables a la radiación. El fototipo es la capacidad que presenta una persona de adaptación a la radiación UV, es decir, el conjunto de características que posee que determinan si una piel se broncea o se quema y en qué grado lo hace.

El color de la piel, pelo y cabello es importante para determinar el riesgo de cáncer de piel y melanoma ante la exposición inadecuada del sol. Por ejemplo, el riesgo de aparición de melanoma es veinte veces mayor en personas de raza blanca que en las de raza negra. No obstante, los que más riesgo corren son personas de piel clara, cabello rubio o pelirrojo y ojos azules o verdes.

También son más susceptibles de desarrollar cáncer de piel las personas que trabajan muchas horas al aire libre y no se protegen adecuadamente, o aquellas que pasan su tiempo de ocio expuestas al sol.

Es muy importante el diagnóstico precoz del cáncer de piel, ya que es un órgano que podemos ver y, por tanto, identificar los cambios o alteraciones que se presenten de forma fácil y sin necesidad de pruebas complejas o agresivas. Además, si se detecta de forma temprana un melanoma o carcinoma, cuando aún no se ha extendido o invadido en profundidad, se podrá realizar un tratamiento más eficaz y menos agresivo. Por ello debemos revisar periódicamente nuestra piel siguiendo unas pautas que nos ayudarán a distinguir un lunar normal de un melanoma:

A de asimetría: las dos mitades del melanoma son diferentes, mientras que los lunares son redondos y simétricos.

B de borde: los melanomas tienen bordes desiguales, borrosos o dentados, mientras que los lunares tienen bordes regulares.

C de color: los melanomas más peligrosos son rojizos, blanquecinos y azulados sobre lesiones de color negro. Por el contrario, los lunares son de color marrón y tono homogéneo.

D de diámetro: ojo si mide más de 6 milímetros de diámetro.

E de evolución: presta atención a su evolución, si cambia de tamaño o forma.

Debemos acudir a un dermatólogo si durante la autoexploración encontramos una lesión que no cura, que nos molesta o pica, que ha crecido o ha cambiado de aspecto. Además es recomendable acudir periódicamente a la consulta para realizar una revisión. El médico examinará la piel para determinar si se tienen lunares, marcas de nacimiento o áreas pigmentadas cuyo color, tamaño o forma resulte anormal.  Estas revisiones también servirán para hacer un seguimiento de las mismas a lo largo del tiempo y así observar su evolución.

En España, aproximadamente el 90 % de las mujeres y el 74 % de los hombres que sufren un melanoma sobreviven más de cinco años gracias a los avances en los tratamientos y a las campañas de sensibilización, que contribuyen a la detección precoz.