Infraestructuras en Asturias: deficitarias, necesarias, generadoras de empleo

Pablo Justel

OPINIÓN

26 jul 2022 . Actualizado a las 12:24 h.

Voy a tratar de explicar en estas líneas algunos aspectos que atañen al campo en el que desarrollo mi actividad profesional, la construcción y tratar de dar no una lección magistral ni tenerme como el poseedor de la fórmula infalible que resolvería los problemas de Asturias y los asturianos si no mostrar como el uso de la racionalidad y el sentido común pueden hacer que en muchos aspectos despertemos del mal sueño que arrastramos desde hace décadas, que las crisis nos han puesto contra las cuerdas y mediante los que podamos abandonar ese estado de letargo.

Es difícil pero no imposible

Recientemente leíamos en un diario regional un artículo pronosticando el fin del hormigón y de las grandes infraestructuras como algo del pasado y funcionalmente obsoleto. Tenemos que ser más prudentes con la  banalización de las infraestructuras. Me referiré al hormigón como elemento básico y representativo de la obra pública o privada, como en otra época lo fue la piedra y en el futuro el titanio u otros materiales de origen natural o sintético. No existe en la historia de la humanidad un solo avance que no esté relacionado de uno u otro modo con las infraestructuras, con el «hormigón».

Todas las antiguas civilizaciones vincularon su desarrollo a los avances en las infraestructuras y las nuevas tecnologías, nadie puede hablar de la historia de la humanidad, del progreso y desarrollo de las civilizaciones sin referirse a las infraestructuras, no se podría concebir la civilización romana sin sus calzadas, sus puentes, sus sistemas de abastecimiento de aguas, sus saneamientos, etc.… aún algunos en uso actualmente.

Banalizar como digo el papel protagonista de la necesidad de infraestructuras obedece tan solo a personas alejadas de la realidad diaria.

Este sector, ejemplar en Asturias, ha sufrido una brutal crisis que se ha llevado por delante a más de 25.000 trabajadores y un sin fin de empresas sin que al parecer nadie se haya enterado y sin que hubiese una mínima reflexión ni por parte de las administraciones ni de los propios empresarios. ¿Alguien se imagina lo que habría sucedido si esto se produce en cualquier otro sector? Recordar que los despidos de Alcoa eran algo más de 500 personas y su presencia mediática nos ha transmitido la tragedia de esos trabajadores… pues cierren los ojos por un momento e imagínense 50 «Alcoas» echando el cierre.

Esta es la realidad de nuestro sector

¿Por qué se demoniza la figura del constructor? frecuentemente aparece la figura del constructor como alguien que por el hecho de serlo ya tienen su vida resuelta y derecho a un coche de alta gama, puro y champán. Nada de eso responde a la realidad, se trata de un empresario que como la mayoría ha conseguido sacar un negocio adelante con mucho esfuerzo y  más riesgo.

Cuando ustedes escuchan que tal o cual presupuesto no se han ejecutado o que los niveles de ejecución son muy bajos están hablando de ese empresario y también de sus trabajadores y de las familias que de ellos dependen. Ese empresario está soportando la carga esperando que alguien se digne a licitar una obra y en muchos casos como el actual, con personal sentado literalmente en una nave, mano sobre mano, esperando aún que se adjudiquen los contratos licitados a finales de 2021. Esto se debe acabar. Los empresarios de la construcción deben, a través de sus representantes, defender sus intereses, sin complejos y sin miedos, libremente.

Ya basta, debemos de fortalecer nuestro tejido asociativo, las actuales asociaciones o las que puedan surgir y aglutinen a un número mucho más numeroso, ya que actualmente apenas el 15% está asociado.

No, el objeto de la gestión de una asociación con ingresos estables y fijos, no es el equilibrio financiero, faltaría más que esta gestión en una asociación de  empresarios no fuese correcta. Esa no es la función, la función es que no nos enteremos por la prensa de que la ejecución presupuestaria del Principado es del 3% en el mes de julio cuando gran parte de nosotros tenemos al personal parado esperando adjudicaciones y licitaciones ya con cierta desesperación y un desgaste innecesario.

Es la hora de mostrar nuestra fuerza, la que nos dan 1.800 empresas y 25.000 empleos al servicio de los intereses de empresarios y trabajadores del sector. Esos son nuestros poderes.

Y las necesidades son muchas, hay que recuperar nuestra fuerza generadora de empleo, empleos necesarios para mantener la calidad de vida. Este sector tiene una gran capacidad de generación de empleo, con una política adecuada de infraestructuras se podrían generar otros 25.000 empleos tan necesarios como útiles socialmente hablando.

Las condiciones para que otros sectores puedan desarrollarse se crean entre otros con unas buenas infraestructuras, pensar solamente lo que significa para el turismo las carreteras es tan básico como vital. ¿Qué sería de Asturias sin la autopista de Huerna? andaríamos probablemente en madreñas, que resultaría muy bucólico, pero poco práctico, hay que ponerse «en serio» con otras conexiones con la meseta, con el resto de España, que abran los extremos sin necesidad de tortuosos recorridos. Nuestro occidente es muy activo empresarialmente y un eje que les conecte directamente con la meseta y la del cantábrico puede suponer el despegue de esta zona de Asturias limitado evidentemente por sus comunicaciones. En Asturias tenemos 14.700 Km de carreteras, la necesidad de inversión anual para mantener en estado aceptable nuestra red estatal, autonómica y municipal es de unos 150 M€. Solamente los ayuntamientos, tienen a sus espaldas 6000 km de carreteras que precisan 36 M€/año para su mantenimiento.

Para palpar la necesidad de inversión en mantenimiento basta darse una vuelta por las zonas afectadas por las inundaciones del 24 de noviembre de 2021 y ver cómo gran parte de los argayos allí siguen como el primer día.

Igualmente, obvio es que Asturias necesita mayor inversión en infraestructuras, base de cualquier otro desarrollo, miles de asturianos viven en Gijón y trabajan en Oviedo o a la inversa sin un sistema de ferrocarril que soluciones estos recorridos sin necesidad de ampliar y volver a congestionar la autopista Y.

Nuestra abandona red de cercanías requiere una actuación sensata pero a su vez valiente, hay que planificar, evaluar y hacer un plan de modernización del ferrocarril. No se trata de inventar la pólvora, los vascos lo han hecho y hoy en día cuentan con un tren de cercanías funcionando, sostenible y barato. El abandono que está sufriendo el ferrocarril en Asturias sin que nadie se responsabilice es un índice de que algo está fallando y esa inoperancia es un signo inequívoco de decadencia ante la que todos callan.

Anunciamos un Paraíso Natural y tenemos a más de 150.000 asturianos sin un sistema completo de saneamiento, con un número importante de pueblos a lo largo de toda la comunidad con un saneamiento inexistente o ineficaz  además de sistemas obsoletos que hay que cambiar si queremos seguir vendiendo dicha marca para poder competir en un mercado cada vez más exigente. Las necesidades de inversión para completar nuestros sistemas de saneamiento son de al menos 1.200 M€ que en gran parte han de soportar los ayuntamientos sin capacidad económica para ello.

La alteración del régimen de avenidas hace prever como necesarias grandes inversiones en proteger nuestras riberas y costas, reforzar nuestros puertos, como muestra en definitiva de que el desarrollo de infraestructuras va inevitablemente ligado al desarrollo y al progreso.

Es obvio que el futuro de Asturias pasa  fundamentalmente por su desarrollo industrial y esto dependerá de las condiciones de su entorno y de la calidad de los empresarios. Fiamos nuestro futuro al sector industrial, pero un día alguien decidió que en Bobes habría que hacer un gran polígono industrial sin el cual no habría sido posible el asentamiento de nuevas empresas ofreciendo un suelo industrial de calidad.

La crisis demográfica no es tanto crecer o decrecer si no mantener un equilibrio entre nuestras necesidades, utilizar nuestros recursos para que más personas tengan un trabajo y una vida digna, se trata de hacerlo bien y el número de habitantes estará en la medida proporcional a nuestras capacidades para que las personas vivan mejor, según nuestro modo de vida, sin hacernos trampas al solitario, que nuestro jóvenes puedan elegir vivir o no aquí, que podamos mantener nuestras costumbre y darnos a conocer, desarrollarnos como sociedad requiere buena gestión, no de cualquier manera e improvisando y las asociaciones están para defender los interese de la empresas con la misma energía que los sindicatos defienden los derechos de los trabajadores, y si no las asociaciones no valen para nada, si solo sirven para que sus dirigentes puedan tener prioridad para ver a un consejero o un alcalde, para eso sobran. Necesitamos cambiar el rumbo, agrupar a más empresas y ejercer como un medio de presión, leal pero eficaz, conceptos que no están reñidos si las dos partes tienen el nivel que se les supone.

El problema es que en Asturias decrecer va unido a empobrecer, los mejor preparados «huyen», es una realidad y los parados no son recuperables para ocupar los puestos que el mercado demanda, algo se está haciendo muy mal y no podemos seguir ignorándolo indefinidamente. La asociación empresarial debe de dar un giro de 180 grados, no cumple su función y los empresarios deben de reaccionar y entender que las cosas no cambian si nada hacemos, basta de quejas, reaccionemos, despertemos en definitiva. Esto puede ser de otra manera, no tenemos porque resignarnos a seguir siempre con el agua al cuello, «a ver como consigo librar el año».

Las necesidades son muchas y los medios los tenemos

Nos falta planificación e inversión estable. Un empresario que tiene la responsabilidad de mantener el empleo de 50 familias no puede vivir con la incógnita permanente de si una obra va a salir, si va a haber presupuesto pero ¿Qué es esto? Cualquier sector que estuviese viviendo esta situación ya habría inundado las calles. El gremio de la construcción tiene la palabra. Tenemos un gran sector profesional, trabajadores y empresarios con gran experiencia y capacidad demostrada, necesitamos que se nos responda con la importancia que tenemos en el contexto económico de Asturias.

Estamos inmersos en un periodo electoral y llevamos años escuchando las quejas generalizadas de lo mal que se hacen las cosas, llorando literalmente por las esquinas, ha llegado el momento de las soluciones, de apostar por una asociación fuerte y que ejerza esta fuerza que nos dan 1800 empresas y 25000 trabajadores. Trabajar para crecer, atraer a más empresas y poner al sector donde le corresponde.

El hormigón no sobra, falta.

Como vemos hay mucho por hacer, despertemos, estamos a tiempo. 

Pablo Justel es candidato a la Presidencia de la CAC-Asprocon