Temperaturas

OPINIÓN

aire acondicionado
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11 ago 2022 . Actualizado a las 09:46 h.

Mientras escribo esto miro la televisión a ratos, fascinado por la tormenta de desinformación al respecto del Real Decreto-ley 14/2022. Importa poco, parece ser, que el propio texto del decreto remita al Real Decreto 486/1997 para las temperaturas en los lugares de trabajo. Yo lo entendí al leerlo, pero parece ser que hay un elevadísimo porcentaje de periodistas con estudios superiores que han sido totalmente incapaces de entenderlo.

Contemplo estupefacto a reporteros visitando bares y restaurantes para ver si se cumple el decreto en su interior sin que ninguno de ellos sepa en qué consiste el decreto, ni que remita a uno anterior, ni la existencia del Estatuto de los Trabajadores ni de esos artefactos del demonio contra la libertad empresarial que son los convenios. El analfabetismo en materia laboral es la norma en los medios de comunicación españoles.

No recuerdo en nuestra historia reciente tanta preocupación por las condiciones laborales de los trabajadores por parte de los medios de comunicación. Es más, por lo general, una huelga que persiga mejorar esas condiciones suele ser retratada por estos mismos medios tan preocupados hoy como caprichos de un puñado de extorsionadores que no quieren trabajar como un auténtico macho español. Desde que se aprobó la Reforma Laboral hemos visto un sinfín de empresarios en todos los medios llorando amargamente por la ligerísima mejora de las condiciones laborales, y este verano no había día en el que no saliera en televisión un restaurador con tantos escrúpulos como el Dioni llamando vagos a los españoles que no quieren trabajar en sus antros de perdición bajo condiciones laborales que avergonzarían al dueño de un telar del siglo XIX. Este bombardeo constante con la supuesta vagancia pasaba de puntillas sobre el hecho indiscutible de que es mejor comer piedras que dejarse mangonear por mamarrachos que sin sonrojo alguno decían que es que la hostelería tiene que funcionar así.

En fin, que ahora con el decreto de marras resulta que nadie se aclara. Y este humilde columnista les va a explicar la razón: en España el incumplimiento de la normativa laboral es constante, generalizado, impune y quienes la incumplen suelen anunciarlo en televisión sin sonrojo alguno. En este país la piratería es la norma, no la excepción. En ningún polígono industrial, pues sorpréndanse, hay gente trabajando fuera de los bares y las oficinas, se cumple la normativa al respecto de las temperaturas. Esto lo sé muy bien, créanme. No tengo el pandero pegado a una silla en una oficina. Esto no es algo que quienes tenemos la desgracia de sufrir los veranos a temperaturas monstruosas en el trabajo desconozcamos y por desgracia también sabemos que seguirá sin cumplirse algo tan básico como que no tengas que fallecer o sufrir problemas de salud graves porque un señor que malamente sabe leer y escribir crea que paga muchos impuestos y eso le impide poner mejores condiciones laborales a quienes le están pagando el chalé.

España desprecia a sus trabajadores, y ese desprecio se intensifica a medida que el puesto de trabajo se acerca a escalas  inferiores. Esto es así, y es no solo un problema laboral, social y legal: es un problema cultural. Una cultura muy arraigada en la que algunos tenemos lo que nos merecemos para que tú estés fresquito en tu plató televisivo soltando tonterías fruto de una mezcla de maldad e ignorancia.