El parto del dragón

Beatriz Pallas ENCADENADOS

OPINIÓN

El príncipe Daemon (Matt Smith), en «La casa del dragón»
El príncipe Daemon (Matt Smith), en «La casa del dragón» HBO Max

24 ago 2022 . Actualizado a las 09:25 h.

El impacto generado por el estreno de La casa del dragón ha puesto en evidencia que el encantamiento de Juego de tronos no acabó el día en que las señoras y los señores de Poniente se sentaron para elegir, con mayor o menor acierto, a su rey. Ni el público había tenido bastante con la historia contada hasta entonces ni este universo medieval había consumido su potencial para seguir expandiéndose por el tiempo y el espacio mientras sus creadores tengan los medios y el compromiso necesarios.

El capítulo inicial de la precuela confirma que el legado estético de esta fantasía medieval sigue tan vigente como el modo en que sus autores encuentran la lírica en medio de esa violencia desgarrada que es marca de la casa. De todas las imágenes brillantes de este reinicio, centrado en la estirpe de los Targaryen, la del parto es una de esas escenas que definen una serie, con el montaje en paralelo de la reina que intenta alumbrar un varón y el príncipe que, durante una justa, araña su armadura en el palenque como un bisturí. Una madre y dos herederos peleando por sus vidas con distinta fortuna. Nueve capítulos tiene ahora por delante esta nueva serie para abrirse camino fuera del útero materno al que le debe todo, con el desafío de que su foco es ahora más pequeño, ligado a un clan que amenaza con devorarse a sí mismo. Su primer paso ha sido firme.