El avance electoral

OPINIÓN

La líder de Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, el domingo, tras su victoria en las urnas
La líder de Hermanos de Italia, Giorgia Meloni, el domingo, tras su victoria en las urnas ContactoLaPresseR | EUROPAPRESS

30 sep 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Tal y como pronosticaron las encuestas, Hermanos de Italia ha ganado las elecciones. Llevamos varios años asistiendo al avance electoral de la ultraderecha en nuestro entorno, y aunque parecía que quien más posibilidades tenía de llegar a lo más alto iba a ser Marine Le Pen en Francia, Giorgia Meloni lo ha conseguido primero. Será la próxima primera ministra italiana gracias a la unión de fuerzas con Salvini y con Berlusconi. Es verdad que en la tercera economía más importante de la UE la inestabilidad política es una seña de identidad que data ya desde el final de la II Guerra Mundial (fruto de las tensiones que se producen en los bloques que terminan por tumbar gobiernos), pero hasta ahora un partido heredero del ideario de Benito Mussolini no había vencido al resto. A la futura mandataria italiana la conocimos en España por su participación durante las elecciones andaluzas en un mitin de Vox, donde además de pronosticar que Macarena Olona sería la próxima presidenta de Andalucía, se puso a dar voces para atacar a «los lobbies LGTB», a la «inmigración masiva» y a los «burócratas de Bruselas», entre otros bochornosos comentarios. Se ve que en esta ideología extremista la feminización de sus cabezas más visibles no destierra el machismo y la xenofobia. Es más, me atrevo a decir que da la sensación de que el discurso de estas mujeres es aún peor que el que realizan los hombres (todo lo contrario a lo que estamos viendo con tantas mujeres valientes en Irán luchando por sus derechos mientras entonan el ‘Bella Ciao’, que incompresiblemente a Laura Pausini no le gusta cantar). Ha funcionado la táctica del populismo de conectar con la emoción aprovechándose de la división de la izquierda y de la desafectación de la política en general, pero deseo con todas mis fuerzas que no proliferen más casos y se tienda a situar a Trump en el pasado y Bolsonaro camino de ello.

El Govern catalán se tambalea. El president Aragonés decidió destituir a su vicepresident (Jordi Puigneró, de Junts) por pérdida de confianza. Mañana es 1 de octubre y desde 2017 es un día señalado en el calendario del nacionalismo catalán, y lo es porque cuando el PP gobierna España su política de enfrentamiento solo consigue el avance electoral de los partidos nacionalistas (no solo le pasó a Rajoy, sino también a Aznar cuando encumbró a Carod-Rovira). La duda está en saber si los desencuentros se arreglarán a medias o si saltará todo por los aires, aunque nadie habla en estos momentos de nuevas elecciones (desde 2010 se celebraron en 2012, 2015, 2017 y 2021, lo que denota la dificultad que hay de agotar las legislaturas). Ya en la pasada Diada se vio la división entre los dos partidos que sostienen el ejecutivo catalán y lo que parece es que ninguno se quiere hacer responsable de la ruptura, porque se considera que quien dé el paso podría perder apoyo popular y retroceder influencia dentro del discurso nacionalista. Me gustaría ver más pronto que tarde una alternativa al frente de la Generalitat, y ojalá fuera con Salvador Illa (no basta con que coseche el mayor número de votos como ahora, sino que tenga una mayoría suficiente con la que gobernar esta comunidad autónoma).