Ladran, luego cabalgamos. Ningún partido político ha sufrido ataques tan despiadados como los que ha sufrido Podemos, y seguramente ningún partido ha hecho tanto en tan poco tiempo para mejorar la vida de la mayoría social de su país. Precisamente por eso la operación de acoso y derribo contra Podemos ha alcanzado cotas de indignidad inusitadas.
Las élites, que estaban muy cómodas con el bipartidismo, entendieron que Podemos representaba una amenaza para el sistema que protegía sus privilegios. Con Podemos entraron a las instituciones miles de activistas, colectivos y personas que luchan por la justicia social, por la igualdad real, por parar el cambio climático. Con Unidas Podemos entró al Gobierno del Estado, por primera vez en la historia, una fuerza de la izquierda transformadora dispuesta a romper con los viejos consensos y comprometida con cambiar el país.
Y lo estamos haciendo, pese a los bulos de los medios de comunicación, pese a las denuncias falsas, pese a las maniobras del Estado profundo. Pese a todo, gracias a Unidas Podemos hay un escudo social que ha impedido este año que más de un 1.200.000 personas caigan en la pobreza. Por eso, porque resistimos y avanzamos, ahora más que nunca, soy de Podemos.
Decenas de causas judiciales archivadas desde 2014 ¿Recuerdan el caso de «la niñera», el caso Neurona, el falso informe PISA, la campaña contra la jueza Victoria Rosell…? Casos inventados, basados en denuncias falsas de la ultraderecha, que llenaron horas de tertulias y ocuparon portadas de la prensa conservadora y progresista, antes de ser archivados en silencio, una vez que el daño estaba hecho. Violencia institucional, mediática y física contra las personas dirigentes de Podemos, a quienes han intentado destruir por todos los medios posibles.
Lo dijo hace poco Irene Montero. El objetivo del sistema es difundir el miedo, hacer que a la gente que quiere cambiar la realidad no le compense meterse en política. Hacernos manejables, aislarnos de nuestro entorno, acallar nuestras voces. Y, sin embargo, resistimos y avanzamos.
Gracias a Unidas Podemos pudimos proteger a la clase trabajadora con los ERTE, logramos aprobar una reforma laboral que, por primera vez, amplía los derechos de las personas trabajadoras, aprobamos la ley del solo sí es sí, subimos el Salario Mínimo Interprofesional y creamos el Ingreso Mínimo Vital. A quienes quieren destruirnos y silenciarnos, les respondemos con más derechos, con más políticas sociales. Por eso, ahora más que nunca, soy de Podemos.
Resistimos, y esto sorprende a las élites. Muchos se preguntan, algunos en voz alta, ¿qué más hace falta para destruir a Podemos? Es cierto que las constantes campañas mediáticas y el acoso judicial han llevado al agotamiento a mucha gente, pero Podemos resiste porque está enraizado en los territorios. Resiste porque nuestro trabajo en la institución representa las voces de todas aquellas personas que luchan por una transformación profunda de la realidad.
Por eso vamos a seguir trabajando para que haya una ley de vivienda, para reformar el Estatuto de Autonomía y para que la ley LGTBI proteja los derechos de todas las personas, incluyendo, por supuesto, los del colectivo trans. Y por eso, mal que les pese a algunos, vamos a seguir defendiendo a Podemos, y vamos a seguir cuidando a Podemos. Esa será nuestra mejor contribución al frente amplio de izquierdas que debemos contribuir a conformar.
Cuanto más fuerte sea Podemos, más fuerte será el frente amplio y mayor nuestra capacidad colectiva para cambiar Asturies y proteger a su gente. Por eso, porque Asturies necesita esperanza y merece una oportunidad, ahora más que nunca, soy de Podemos.
Rafael Palacios, portavoz de Podemos Asturies y candidato de En Comuña