El asalto de Bolsonaro al Capitolio

OPINIÓN

Joédson Alves | EFE

02 nov 2022 . Actualizado a las 19:20 h.

A la una de la tarde del martes, hora de Brasilia, hasta las estatuas de los jardines del Palacio da Alvorada se tiran de los pelos. Parecía imposible que ese hombre, Jair Bolsonaro, causara aún más zozobra callando que diciendo algo. Pero a esa hora, el suspense dura demasiado tiempo. Tanto, que Brasil está a punto de incendiarse más allá de la Amazonia. Entonces, el perfil de Bolsonaro se dibuja en la cristalera del palacio. Es el hombre que, rodeado de otros hombres, sostiene en sus manos un teléfono móvil. Quién sabe si está contemplando cómo la gasolina de su silencio empapa el país, quién sabe si no estará wasapeando con su amigo Donald Trump. Qué fáciles son las cosas cuando se gana. Solo los auténticos perdedores son incapaces de asumir a tiempo una derrota. Por fin, a las cinco de la tarde en Brasilia, Bolsonaro capitula. A su manera. No hay populista que se precie al que no se le haya pasado por la cabeza ensayar su particular asalto al Capitolio.