Hace cuarenta años

OPINIÓN

ALBERTO MARTI VILLARDEFRANCOS

05 nov 2022 . Actualizado a las 09:28 h.

Ha habido estos días un ejercicio de memoria colectiva coincidiendo con el cuarenta aniversario de la victoria del PSOE en las elecciones del 82. Una mirada hacia quienes éramos de todas las generaciones que confluyeron en aquella jornada simbólica, una de esas fechas en las que casi todo el mundo sabe qué estaba haciendo porque existía la convicción de que ese día el país giraba hacia un sitio distinto del que venía, como si lo que luego fuimos empezase, de alguna manera, en aquel momento. Y la celebración de aquella victoria por parte de los socialistas ha elevado desde el archivo algunas de las fotos de esos días, y ha devuelto el micrófono a sus protagonistas, algunos retirados y convertidos ahora en ancianos a los que es muy difícil reconocer.

De toda esa avalancha de recuerdos, destaca primero la fotografía del gobierno que elige González tras las elecciones. Un gabinete que destaca por una cosa: la clamorosa ausencia de mujeres. Podríamos regocijarnos por que el tiempo ha convertido en anacrónica una imagen así, si no fuera porque a diario seguimos viendo fogonazos en los que la mitad de la población sigue fuera del foco mientras en Irán el mayor y más peligroso ejercicio de subversión que puede llevar a cabo una mujer es soltarse la melena en público.

El segundo asunto que choca cuando se repasan aquellos días de euforia política y cambios es la formidable juventud de sus protagonistas. En el Consejo de Ministros se sentó una pandilla de treintañeros que decidieron tratarse por su cargo para convencerse a sí mismos de la envergadura de la misión que emprendían. La edad representaba una cierta garantía de ruptura con lo anterior, y la política, el periodismo, la banca y la empresa se llenaron de tipos jóvenes que conectaban mejor con el futuro al que se aspiraba. Esa apuesta por la juventud se ve también en el equipo que acompañó al fiscal Julio Strassera en el primer juicio de la dictadura militar argentina, un hatajo de chavales sin experiencia procesal alguna, pero que tenían la frescura y el ímpetu que una empresa tan delicada necesitaba. No sé si ahora percibimos a la juventud de la misma manera, sepultados como los tenemos en toneladas de prejuicios.