Ya sabemos a quién no está aplaudiendo Yolanda Díaz en esta imagen. Una pista del no aplaudido: vivía en Vallecas y ahora vive en Galapagar. En efecto, en este país, progresar sí, se puede. Que la vicepresidenta tiene tablas es evidente: otro, después de escuchar a Pablo macho-alfa Iglesias pidiendo respeto a lo mejor no sale de la cama. Pero Yolanda Díaz sabe de qué va esto. Está curtida en idus de marzo. Aunque fue a visitar al papa a Roma, no es precisamente una hermanita de la caridad. Sin ir más lejos, ella misma ejerció de Bruto con Xosé Manuel Beiras. El caso es que la mujer sigue a lo suyo, y ayer lo suyo era Sumar, en Pamplona. La mujer fue vestida de blanco de arriba a abajo, quién sabe si se trataba de una manera sutil de pedir, bandera blanca, un armisticio. El lenguaje de la nueva izquierda es inescrutable. Si a Yolanda Díaz le gusta el más difícil todavía, la cosa no le podía haber salido mejor: cómo Sumar con el hombre que nació para restar.
Comentarios