El argumento del insulto

Miguel Niño Martínez

OPINIÓN

14 nov 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

Cuando las tribunas se convierten en púlpitos, en predicadores de turno, púlpitos.

En salvadores de patrias perdidas. 

Cuando la imagen nos oculta las nubes,

Cuando de cera nos llena los oídos y, los retorna a las cavernas, a la edad de piedra y al anzuelo, al desierto y a todo que huele a viejo, desecho que no sirve para nada,... 

Cuando todo eso, ocupa el centro de nuestras vidas, de nuestros sueños de gloria. Nuestro Ego, ocupa el espacio que dejaron las ilusiones perdidas, los sueños de los triunfos, los... 

Cuando la mente se estira en letenía de cosas, objetos sin forma, vacíos razonamientos, oquedades de soledad. 

Cuando todo eso sucede, nos encontramos a la deriva del viento, a la avenida de un río en día de tormenta, a las gigantes olas que perforan las rocas, que silencian los gritos de los náufragos en alta mar. 

Nos encontramos sin argumentos de peso: diálogo de personas, puntos de confluencias, arrimar el hombro en la misma dirección.

Por desgracia, en estos momentos tan especiales: pandemia, guerra, calentamiento global

Por desgracia, nuestros políticos se enfrentan con argumentos "al cuarto", con desprestigiar al otro, con fuego enemigo, con destruir en lugar de mirarse a los ojos,  decirse las verdades sin tapujos y enfrentarse juntos a remar. 

Cuando eso se evita, el argumento esgrimido no es otro que el del pataleo y el insulto personal. 

Y ahora, puedes poner nombre apellido, cargo, institución, partido político o cualquier otro organigrama de la sociedad.