Un puñadito de indecencias en un país que es una quimera indecente de indecentes

OPINIÓN

PILAR CANICOBA

08 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Asturias

El socialismo tiene que ser social para serlo, pero también de clase, pero ya no de la clase obrera, de la clase oprimida, sino de la clase con clase del posmodernismo vidriosamente correcto, o, lo que es idéntico, cínico, miserable. Por ello, los que imparten clase, pongamos en Educación Primaria, protegidos hasta ahora mismo por un concurso-oposición en el que el concurso era desmedido, a partir de ya, la oposición quedará enteca y el concurso, orondo. El Gobierno, por medio de su tentáculo de la Plaza de España clariniana, ha dictado sentencia condenatoria para los opositores noveles que, o aprobaron la última oposición, o se presenten en la próxima. La condena consiste en reducirles a más de la mitad los puntos por méritos, manteniendo, paralela e intencionadamente, la puntuación de los interinos (la clase con clase), que quedarán entonces, curso tras curso, como un objeto más del mobiliario escolar. Ejemplo del hachazo a los jóvenes que se forman verdaderamente: un máster que uno de estos esté cursando actualmente, puede no reportarle ni una décima. Este socialismo de clase con clase está intrínsecamente alineado con los sindicatos de clase con clase. Lydia Espina acaba de colocar las sobrantes urnas chinas del escatológico «procés» para que, con anticipo, miles y miles de beneficiados voten a Barbón, socialista de clase con clase. Como diría mi muy añorado José Calos M. Díaz, es la repera. O sea, indecencias de indecentes.

Baleares

En estas islas, los socialistas, bien para no perder el trono por una rebelión de los independentistas, o sea de los nazis (en el sentido único de racistas armados con putinianos drones de odio), bien por convencimiento, bien por una conjugación de esos dos intereses, tienen prohibido que los centros educativos pongan la bandera de España. Es un pasito más en la desratización (de las ratas españolas), proceso que va viento en popa: prohibir el castellano so pena de castigo y marginación y enaltecer el nacionalismo patrio en la senda del General Generalísimo y Caudillo Divino que diseñó la estrategia de acabar de un modo u otro con la mitad de la población. Los decentes que pueden, naturalmente, se van de la ciénega de este archipiélago yihadista (a lo Occidental, para que la sangre no les pringue). O sea, indecencias de indecentes.

Castilla y León y Madrid

¿Cómo creer, y menos apoyar, a un partido (el PP) que dice amparar a las mujeres de las hostias y puñaladas que les propinan los hombres en razón de las «transcendentales» diferencias anatómicas de ellas, como poseer mamas para alimentar hombres y una hendidura de acceso a un útero donde el mismo hombre es hecho, cuando en Castilla y León gobierna (para poder gobernar) con Vox, que niega la mayor? Todos, individuos y colectivos, somos contradictorios, pero si comparamos las del PP con las del PSOE, las de los populares alcanzan una magnitud repugnante, porque, además, un número nada desdeñable de sus afiliados y dirigentes son fervientes adoradores de la obra del General Generalísimo y Caudillo Divino. Ahí tenemos a la preclara Díaz Ayuso que, con la sanidad pública con síntomas ya de «rigor mortis», acaba de decretar el riego de millones de euros a la educación concertada para convertirla, «de facto», en privada, amén de las becas a los niños pijos. Obsceno. Sin embargo, no es nuevo que la muchedumbre siga aclamando a la presidenta. ¿Recuerdan a los fascistas de Mussolini y de Hitler? ¿A los fascistas, que tanto monta, monta tanto, de Stalin y Mao? Núñez Feijoo es un filibustero, un pirata de la verdad, un refractario de los desheredados. O sea, indecencias de indecentes.  

Cataluña

Sigue repitiendo Pedro Aragonés (en pocas palabras, que desciende de aragoneses: con el Pere por Pedro y Aragonès por Aragonés, catalán desde el Triásico; quien se llame Carmen y no le quite la «n», que se atenga a las consecuencias; que le pusieron a usted Jaime, una pifia; sustitúyalo por Jaume, que suena mejor, al igual que Puigdemont en lugar de Picodemonte). Pues eso, que el Pere siga con la milonga de que Cataluña es una república entra dentro de lo paranormal, aunque, por otra parte, lo entendemos: el tipo tiene que evitar que el totum revolutum de los de Carlos el Gallina, la ANC y el Ómnium galopando sobre caballos descendientes de los hunos y los CDR del terror, le quemen el palacio de la Generalidad. Pero lo que no terminamos de entender son las concesiones de Pedro Sánchez a estos nazis (odio racial más desmesurado que el balear porque en ciertos círculos hablan de asesinar) de tantos privilegios. Porque aducir que es lo adecuado para pacificar a esos enajenados, es, primero, ignorar el grado de locura y agresividad del totum revolutum; segundo, en consecuencia, estamos solo ante una tegua, y tercero, hacer de este país un no país, sintagma menos cretino que el de «nación de naciones» sanchista. Porque estos burgueses carroñeros, despreciando la democracia (lo más lógico del mundo, en Catalonia, en Spain o en USA, que la igualdad, su aproximación a ella, es una idea satánica), no cejarán de reivindicar la consulta, y, entre tanto, unas y otras autonomías odiadoras, recibiendo dádivas políticas, económicas y socio-culturales. Y judiciales: las sentencias en Cataluña no se cumplen en todos los casos, como acontece con el bilingüismo, ya una quimera; el monolingüismo es el Gran Hermano orwelliano y, ¡ay! quien proteste, sea niño o adulto. ¿Por qué cientos de jueces, magistrados y fiscales, a la primera oportunidad, huyen de esta otra ciénaga? Permitir que el Gobierno catalán se proclame republicano es una felonía. Nosotros somos republicanos, pero antes somos constitucionalistas: solidaridad frente al nacionalismo excluyente; humanidad frente al salvajismo. O sea, indecencias de indecentes.

País Vasco

Asómbrese quien no lo conozca todavía: los fornidos y tozudos vascos no hablaban vasco. No fue hasta la Edad Medias cuando empezaron a balbucearlo, y hoy es el Tótem. Lo antedicho para baleares y catalanes es también catecismo en esta tierra del RH negativo, que Arzallus, el papa de la Biblia de San Sabino Arana, fundador del PNV, xenófobo y misógino. Vaya un fundamentalismo al estilo del Yahvé del Antiguo Testamento. Ambos son anclajes de la derecha vascona. Ahora, no se asombre al conocer estos hechos: en el segundo milenio antes de nuestra era, pueblos celtas entraron por los Pirineos y ocuparon cerca de media península, imponiendo su cultura a primitivos celtas. Eran indoeuropeos que después recibieron el nombre de celtíberos. Entretanto, los íberos, asimismo indoeuropeos, ocupaban el Levante, desde Gerona hasta Almería (áreas del interior también), y sus lenguas procedían de Anatolia (¡caramba!, y pensar que Junqueras pretendía ser galo-galo). Por su parte, unas tribus no indoeuropeas que hablaban el protovasco, emparentado con el protosardo (¡caramba!, no son únicos en este planeta), se hallaban en el norte de Navarra y Huesca, y como demuestra el reciente hallazgo en Navarra de una piedra con signos lingüísticos, la Mano de Irulegi, tenían influencias celtíberas. En el actual País Vasco se entendían en celta (ejemplo: los términos Deva o Nervión). No fue hasta la Edad Media que el vasco fue introducido en el actual Euskadi, por lo que esta tierra fue conocida como Las Vascongadas, que quiere decir, ni más ni menos, «las tierras que se vasquizaron». Por consiguiente, desde la sangra hasta la lengua, en el País Vasco han montado un colosal y desvergonzado mito que la feligresía, encantada de serlo para que cada individuo que la compone sienta que es alguien, abraza con fervor, contraponiéndose a los españoles, humanos solo en apariencia, como pontificó Torra en nombre de todos los odiadores. O sea, indecencias de indecentes.

(Platón, Gorgias, en la página 63 de la edición de Gredos de 2008: «Sócrates [a Polo]: Sin embargo, voy a tratar de conseguir que digas lo mismo que yo, amigo, pues te considero amigo. La cuestión sobre la que ahora estamos en desacuerdo es esta, examínala también tú. He dicho en algún momento de nuestra conversación que cometer injusticia es peor que sufrirla»).