El golpe de Estado de Feijoo

César Casal González
César Casal CORAZONADAS

OPINIÓN

Eduardo Parra | EUROPAPRESS

10 ene 2023 . Actualizado a las 10:49 h.

Nos estamos volviendo todos locos. Ya sabemos que en política vale la náusea. Pero ¿en serio una vicepresidenta de Gobierno como Yolanda Díaz puede decir que sería conveniente que el señor Feijoo se aleje definitivamente del señor Abascal para evitar que las imágenes de Brasil terminen por verse aquí, en las instituciones y las calles de España? ¿Cree de verdad el Gobierno de coalición que Núñez Feijoo podría estar detrás o avalar cualquier tipo de revuelta en este país? No tardó el presidente Sánchez en salir ahondando en esa construcción del relato para intentar desestabilizar al líder del PP. Dice Sánchez que el mayor peligro que tenemos es el resurgir de movimientos ultras de norte a sur y de este a oeste. Otros muchos cargos del Ejecutivo se sumaron a estas teorías de una probable conspiración en España como las de Estados Unidos con Trump o la del Brasil con Bolsonaro. 

Justo brotan estas declaraciones cuando lo que sucede en este país es lo contrario. Los que han eliminado el delito de sedición son quienes están al mando, dándole aire a los radicales que son los únicos que jalean la fragmentación de España. Más bien, la buscan sin desmayo. Son ellos los que echan gasolina al fuego. Menos mal que Feijoo no necesita demostrar que es la imagen del centro. Son las encuestas que cada vez señalan más un cambio de titular en Moncloa las que hacen que los ministros y vicepresidentes se lancen a este tipo de acusaciones. Es Feijoo tratando de integrar a los votantes de Ciudadanos en sus filas, como hizo en Galicia, lo que saca de quicio a Sánchez y los suyos. Con esa jugada termina por romperles las cuentas de la ley de D’Hondt. Es Feijoo apostando por Borja Sémper dando por cerrada la vía Cayetana de Pablo Casado lo que inquieta en los ideólogos de Moncloa. Hay que alentar a la desesperada el miedo a Vox para aislar a Feijoo. Hay que tener la cara de cemento armado para utilizar las revueltas de Brasil y los bisontes del Congreso de Estados Unidos para golpear a Feijoo. Lo del golpe de Estado de Feijoo es un chiste de muy mal gusto. Por desgracia, el peligro real en España sigue estando en las calles por el aumento de la delincuencia que es incapaz de controlar el ministro Marlaska.

Las acusaciones de un Gobierno, desaforadas y fuera de lugar, a la oposición de Núñez Feijoo son un sinsentido. Tiene su origen en que hace mucho que la política española se instaló en el exabrupto y el insulto, abandonando el debate razonado y el intercambio de ideas. Algunos disfrutan convirtiendo el Congreso de los Diputados en un plató de Sálvame.