
Después de meses de escucha, de indefinición, de frases ambiguas, y de proclamas vacías de contenido, a Yolanda Díaz le llega la hora de la verdad. Nadie sabe a día de hoy en qué consiste ese proyecto denominado Sumar, bautizado hace tiempo pero sin trayectoria política que analizar. La vicepresidenta segunda del Gobierno tripartito que forman en este momento el PSOE, Podemos y lo que sea que representa Díaz, dará hoy el pistoletazo de salida a esa plataforma que, según anuncia, tiene vocación transversal y constituye «un proyecto de país». Este último dato es el que le ha servido para eludir mojarse con su proyecto en las elecciones de Castilla y León y también para descartar su participación en las municipales y autonómicas del 28 de mayo. Lo suyo va del país entero y no de minucias autonómicas o locales.
Díaz, para desesperación de un Pablo Iglesias desencadenado y nostálgico de sus días de poder absoluto, ha eludido hasta el momento el nudo gordiano de su planteamiento, sin el cual nada de lo que ha avanzado hasta ahora tiene sentido. En democracia, un proyecto político se articula en torno a un programa y unas listas electorales que se someten a la consideración de los votantes. Y lo que Díaz debe aclarar cuanto antes es si contempla presentarse en coalición con Podemos, si pretende que miembros de Podemos, IU, Más País, Comunes, Compromís y demás izquierda ocupen cuotas de poder en una lista electoral sin sus siglas, o si lo que busca es ignorar a Podemos y construir su plataforma desde cero, sin hacer concesiones a una marca política que acusa ya el desgaste generado por el desencanto de su electorado.
«Que yo sepa, no se han convocado elecciones generales en España y a los españoles les interesa bien poco y están preocupados por si son capaces de llegar a fin de mes... Cuando haya elecciones ya hablaremos». Eso dijo Díaz hace unos días al ser preguntada por si habrá o no coalición con Podemos. Si tomáramos la literalidad de sus palabras, el culebrón de lo que fue el espacio político a la izquierda del PSOE podría llegar hasta el mes de octubre, cuando se convoquen las elecciones generales que Sánchez sitúa en el mes de diciembre.
Ciertamente, la confluencia de Sumar con Podemos se presenta complicada después de que Iglesias, que sigue ejerciendo de factótum del partido morado, fuera capaz de tachar a Díaz, sin nombrarla, de «miserable, cobarde y estúpida» por no apoyar a la ministra Irene Montero y su ley del «solo sí es sí». Díaz es un gran activo para la izquierda, como demuestra su excelente valoración en todas las encuestas. Cuenta además con el apoyo de medios y analistas progresistas. Pero ha llegado la hora de que concrete qué es lo que pretende ofrecer a los españoles en las elecciones generales. Su candidatura se da por hecha. Sería bueno que hoy aclarara con qué compañeros de viaje.
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