MABEL RODRÍGUEZ

27 ene 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Si no hay ninguna novedad ni una nueva cepa que complique la situación, como parecía que iba a tener lugar tras el aumento de número de casos en China, a partir del 8 de febrero en España (fue adelantado por el ilustre epidemiólogo Fernando Simón) no tendremos que llevar la mascarilla puesta en el transporte público. Somos el último país de la Unión Europea con esta medida, que incluso se debe cumplir en transportes con origen o destino a España, como son el caso de vuelos (lo sé por un viaje que realicé a Francia en octubre, donde en París en ningún taxi, autobús o metro tuve que llevarla colocada). Respetando el saber y buen hacer de los expertos que asesoran al Gobierno español, que son los únicos que tienen la legitimidad y el conocimiento para opinar y para decidir, sí que creo que se puede decir que parecía un poco extraña la permanencia de esa obligatoriedad cuando desde el 20 de abril de 2022 ya solamente se recomendaba su uso en interiores (yo empecé a dejar de usarla el 1 de julio). No obstante, y ahí creo que sigue teniendo su sentido, en recintos sanitarios, consultas médicas, farmacias e incluso ópticas se deberá continuar portándola. Sí que me gustaría que no se olvidasen los aprendizajes y que no se dejasen de lado campañas de concienciación. Habría que incidir en cuestiones que higiénicamente son positivas, como el frecuente lavado de manos, y en animar a que se continúe inmunizando la población a través de la vacuna (quien quiera puede inocularse la segunda dosis de recuerdo, y ojalá esta cuarta sea la última tras tres años largos condicionados por la pandemia).

El martes fue San Francisco de Sales, patrón de los periodistas, y en la facultad en la que me licencié se celebró el acto en el que Isabel Díaz Ayuso recogió su diploma como alumna ilustre. Pregunté a compañeras y compañeros si tenían constancia de este reconocimiento en nuestros años de estudiante (solo nos acordábamos de que ese día no había clase, pero o ahora han cambiado ese festivo o no sé muy bien si ya es una jornada lectiva normal y corriente) y buscando por internet creo que la Universidad Complutense lo realiza desde 2021, año en el que los estudios de periodismo cumplieron 50 años. La pregunta que cabe hacerse es qué es exactamente ilustre en el contexto universitario. ¿Ser famoso, ser conocido, ser un destacado periodista? No seré yo ni mucho menos alguien que defienda a Ayuso. Creo que dentro del PP representa lo peor de lo peor, pero por muchos ataques que haga a la educación, a la sanidad y a lo público, una amplia mayoría del pueblo madrileño la ha votado. Yo soy de los que no entienden cómo puede ganar las elecciones con ese discurso y esas políticas pero que respeta al máximo los resultados de las urnas. Por lo tanto, no me gustó nada ver las imágenes que se produjeron, con ese importante despliegue policial aplicado para evitar altercados y con personas que a través del escrache pretendieron impedir la celebración del evento. Por otra parte, me asombra  por qué tuvieron acceso libre personas afines al PP (sin que sean estudiantes ni de la facultad ni de la UCM por lo que ha trascendido, y eso que en los controles policiales establecidos se exigía acreditarse para acceder al interior), porque las loas tienen su espacio en los mítines de cada partido. Al final a quien más daño se le hace es a la propia universidad con estos hechos.