Odiar a los españoles

OPINIÓN

09 feb 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Llevo un buen rato leyendo todo esto de los trenes de cercanías para Asturias y Cantabria. Como esperaba, la realidad está lejos de la histeria. Si prestas oídos y si lees las redes sociales, mucha gente está dando por hecho que los trenes se habían construido o estaban construyéndose y que no cabían en los túneles. Las dos cosas son falsas. Ni los trenes se han fabricado ni es cierto que no quepan en los túneles. Al parecer, los trenes, que todavía no existen, entrarían perfectamente en los túneles, pero no cumplirían con las exigencias de seguridad. No es que se quedaran encajados en un túnel una vez puestos en funcionamiento.

A John de Zulueta, presidente de honor del Círculo de Empresarios, le ha parecido que España está haciendo el ridículo en la Unión Europea al diseñar trenes que no entran en los túneles. Dice en su cuenta de Twitter que eso no pasa en ningún país europeo. Lo malo de esto es que no solo pasa, es que pasa peor: en Francia se llegaron a fabricar nada menos que dos mil trenes en un caso similar al nuestro. Como tantos otros, comete el error de creer que no caben en los túneles. Y lo que me parece más significativo, por ser muy español, aunque John de Zulueta naciera en Estados Unidos, es ese odio indisimulado que buena parte del empresariado español siente hacia el país con el que suelen llenarse la boca a paladas. Esto solo pasa en España. Somos el ridículo más ridículo de la historia de la Unión Europea. No se habla de otra cosa en Bruselas más que de lo tontos que somos.

Comparten este desprecio por los españoles con la totalidad de la derecha de este país. Importa poco que el error fuera detectado a tiempo, algo que no pasó por casualidad, sospecho, pues muchas empresas tienen sistemas de calidad para detectar estas cosas y otras peores, pero para saberlo hay que trabajar algún día, y me temo que no es el caso. Aquí lo único que importa es deformar la realidad, montar un cirio por un error humano que además no es el que crees que es, y finalmente, escupir a los españoles, pues esto es lo que es España, nada más que quienes la habitamos.

Por eso tenemos a la oposición de viaje por Bruselas cada dos por tres para intentar convencer a sus colegas europeos de que España es una dictadura estalinista, porque no pueden soportar que en España se haga algo bien, y este gobierno, con el que tengo mis reservas, se ha venido con varios triunfos internacionales y eso no puede ser. Tanto lo del estadounidense John como los viajes de la derecha en pos de mostrar una España sometida por el PSOE a la peor de las deskulakizaciones forman parte no solo de una estrategia, sino también de un sentimiento de odio común hacia los españoles habitual en todo el espectro conservador, tan patriota él.  

Hace años conocí a una votante de Vox. Aseguraba que amaba España, ya saben, sus tradiciones, su naturaleza, sus monumentos, sus Picos de Europa, todo eso. Pero detestaba a los españoles. Los españoles somos lo peor, somos indolentes y mezquinos, esto en Europa no pasa, nos llevan años de ventaja, todo eso. Este odio al español se convierte en defensa cuando hablamos de uno solo en concreto, ya sea el que hace trabajar a cajeras del supermercado con la pierna escayolada o el que ha provocado silicosis a casi dos mil empleados y acaba de sacar su empresa a bolsa. Menos quejarse y más trabajar, españoles. Dejad de dejar en ridículo al país que pertenece a los ricos que jamás se equivocan.