Las otras

Yashmina Shawki
Yashmina Shawki CUARTO CRECIENTE

OPINIÓN

STRINGER | EFE

09 mar 2023 . Actualizado a las 08:56 h.

Hablamos de paridad en las listas electorales, de cupo obligatorio del 40 % de los cargos directivos en las grandes empresas, de ecuánime acceso a los diferentes puestos de trabajo, de igualdad salarial, de derecho a la conciliación laboral y familiar y se nos llena la boca como si fueran grandes logros sociales, que sin duda lo son. Pero, lo cierto es que están llegando a cuentagotas y siempre empujados por la normativa de la UE, y no porque en el ámbito profesional se impulsen motu proprio.

Todas queremos que se nos escoja por nuestra formación, nuestra capacidad y experiencia en condiciones de igualdad con los hombres; sin embargo, sin ese empujón legal, lo más probable es que nuestro acceso no fuera tan justo como se intenta que lo sea en la actualidad. En la administración pública, el sistema de oposiciones garantiza que la persona que accede a un puesto de trabajo lo haga por sus méritos y capacidades objetivas, pero en la empresa privada siempre pesa el temor a un mayor absentismo laboral como consecuencia de la maternidad, el cuidado de los hijos o de las personas dependientes. Por ello, las mujeres con aspiraciones profesionales, que se han dejado la piel obteniendo la mejor formación posible y trabajando tanto o más que sus compañeros, se ven obligadas a postergar la maternidad para no quedarse rezagadas en el trabajo, lo que se refleja en uno de los grandes problemas sociales: la baja natalidad.

Pero, además, están «las otras», todas esas mujeres que realizan tareas auxiliares pero que son imprescindibles para el engranaje social, tanto en el ámbito de la limpieza, el cuidado de los dependientes, en la agricultura o en las empresas de alimentación. Mujeres con salarios bajo y horarios largos que resultan invisibles para las demandas sociales. Y, por supuesto, todas esas mujeres que viven, o mejor, sobreviven en países casi sin derechos y a las que ni siquiera se les deja trabajar para mantener a sus familias, como las afganas. En el Día de la Mujer Trabajadora no deberíamos olvidarnos, precisamente, de ellas, «las otras», porque no hace tanto nuestras bisabuelas estaban en esa misma situación.