Refrescar del olvido

OPINIÓN

PEPA LOSADA

26 may 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

Quizás lo peor que podemos hacer quienes queremos que la amplia mayoría de la ciudadanía se exprese en las urnas (y si es a la opción política que defendemos, mejor) es inundarles de mensajes a pocas horas de una cita electoral, porque la saturación tiene el riesgo de que al común de los mortales les sea tedioso destinar parte de su tiempo a procesar toda esa información y conformar un criterio. Es verdad que se hace cada vez más difícil trasladar de manera fehaciente un programa electoral porque lo que se lleva ahora es la simplicidad. En eso puede que Isabel Díaz Ayuso sea la que mejor lo ha entendido estos últimos quince días, porque además de sus múltiples alusiones a las listas de Bildu, también ha sabido capitalizar la atención con su spot de «ganas de Madrid» sin otra acción que chasquear los dedos (lo que le ha permitido ausentarse de acudir a más debates que el celebrado en Telemadrid). ¿Cómo se puede hacer frente a un reel vacío de contenido frente al PDF donde vienen recogidas las promesas a lo largo de muchas páginas? Es difícil de contestar, o yo no me veo capaz de hacerlo. Además, en el caso de la presidenta madrileña, parece que la táctica no pasa por vender su gestión, porque eso podría refrescar del olvido situaciones que no le benefician, como las manifestaciones a favor de la sanidad pública. No es que hayamos visto una nueva forma de publicitar propuestas porque también se han copiado técnicas pretéritas, como por ejemplo hablar de rebajar de impuestos (o suprimir algunos de ellos, como el impuesto de sucesiones) o utilizar infografías para plasmar proyectos que se pretenden llevar a cabo. De todas maneras, para quienes hacemos un seguimiento casi instantáneo de las noticias que se van sucediendo o presenciamos todos los debates electorales que se han organizado por parte de los medios de comunicación nos encontramos, en un día como hoy, con el deseo de que se abran ya esas urnas y se conozcan los resultados, porque ya hemos escuchado a todas las ideas que están sobre la mesa de las diferentes formaciones que pretenden entran en las instituciones. Nuestra ley electoral no permite ciertas cosas que quizás se han quedado anticuadas, como por ejemplo que desde el lunes se publiquen más encuestas (aunque con las redes sociales ya van varios años que se sortean estas limitaciones con los ‘precios’ de las ‘frutas’) ni que mañana se pueda pedir el voto (como me comentaba un amigo, ¿pero qué tengo que reflexionar yo el sábado si ya he votado por correo?). Nunca se sabe qué climatología es la ideal para que acudan más personas a sus colegios o si como ocurre en el caso de Oviedo/Uviéu el puente festivo (para quien lo tiene, porque el próximo día 30 es Martes de Campo) puede restar participación (a menos que se ha incrementado el voto por correo, tema que ha cobrado gran protagonismo en estos últimos días por el descubrimiento de compra de votos en varios lugares, aunque los casos más comentados han sido los de Melilla y Mojacar, en Almería). Espero que la ciudadanía no se quede en casa y elija la opción que más le convenza, porque aunque votar no sea obligatorio, sí que nuestro papel en la sociedad cuenta y debemos utilizar nuestro derecho al sufragio. 

Ha sido noticia mundial lo ocurrido el pasado fin de semana en Mestalla con Vinicius. La duda está en saber si la polémica tendrá más consecuencias que las meras declaraciones de condena por parte de diferentes sectores o se quedará en lo anunciado por el Comité de Competición (45.000 euros de multa al Valencia y cierre de la grada donde se profirieron los insultos durante cinco partidos). El jugador brasileño ha recogido en un vídeo todos los insultos que ha recibido en diferentes estadios (y fuera de ellos, como aquel muñeco que apareció en enero en un puente próximo a Valdebebas) y, bajo su punto de vista, España es un país racista. Los comportamientos de la sociedad son fruto de lo que se mama y se permite. Si bien es cierto que no hay que generalizar, tampoco hay que quitarle hierro a lo que tiene una gravedad considerable. Yo creo que todas las personas debemos aceptar las críticas que se nos hagan, pero esos comentarios no deben ir en ningún caso acompaños de exabruptos por nuestro color de piel, el físico, la condición sexual, la creencia religiosa o la ideología política. No hay que vejar, humillar ni insultar a nadie. En el fondo no solamente persiste un racismo, sino que hay más lacras sociales como es el machismo, que semana tras semana hiere y asesina a mujeres por el mero hecho de serlo (aunque haya negacionistas). La clave de este asunto fue que un multimillonario jugador de fútbol (extraordinario y un fuera de serie en el campo, tanto que desquicia a sus rivales) ha sido ahora la víctima, lo que ha permitido refrescar del olvido este problema de los «black lives matter», que independientemente del nivel adquisitivo de esa persona tiene derecho a que se le respete y se le trate con dignidad.