Pues sí, somos racistas

Ernesto Sánchez Pombo
Ernesto S. Pombo EL REINO DE LA LLUVIA

OPINIÓN

DPA vía Europa Press | EUROPAPRESS

27 may 2023 . Actualizado a las 10:07 h.

El mítico jugador de fútbol brasileño Luiz Pereira se pasó años escuchando en los campos de fútbol en los que jugaba con el Atlético de Madrid el cántico «¡qué baile el negro!». La democracia echaba a andar y desde entonces no cesaron los casos de racismo en el deporte español. En todas las disciplinas y en todas las canchas, estadios y barrizales. Sin que se haya puesto empeño en acabar con esta lacra.

Ahora, los insultos racistas de aficionados valencianistas a Vinicius nos retrotraen a las andadas y llevamos una semana preguntándonos si España es un país racista. Y la respuesta, aunque caigan garrotazos de todos los lados, es sí. Rotundamente sí. Porque la nuestra, aceptémoslo, es una sociedad cultural y organizativamente racista. Un par de datos. En el último año se tramitaron 1.824 procedimientos por delitos de odio, 639 por racismo y xenofobia, y solo hubo 91 condenas. El aumento fue del 24 % respecto al 2019 y del 32 % con respecto al año anterior. Los tribunales acumulan absoluciones de casos como el de Vinicius. «Negro de mierda», «puto mono», «negro, vete a tu país» o «vuelve a la patera» son insultos que quedaron sin castigo.

Los casos de deportistas famosos son los que aparecen en los medios y montan revuelo. Pero cada día se producen un sinfín de acciones racistas. Que se lo pregunten a los temporeros de Huelva, Almería o Valencia, que reciben salarios de hasta 20 euros diarios por jornadas interminables. Y con un trato humillante. O que se lo pregunten a las empleadas domésticas, a las que usan hiyab, a los camareros sudamericanos o a los gitanos. El entorno laboral, los patios de los colegios y no digamos las redes sociales están atiborrados de casos de odio a quienes tienen una piel diferente. Porque el delito no es considerarlos negros. Es tratarlos despectivamente. Como seres inferiores y despreciables.

Y en este comportamiento racista seguimos instalados. Uno de cada cuatro jóvenes menores de 30 años muestra actitudes y opiniones racistas. Y a quienes las propagan y hacen bandera de ellas ya los tenemos en las instituciones, con un respaldo de 3.640.063 ciudadanos de bien. Promoviendo leyes en contra de la igualdad de derechos.

Un último dato. Hace solo unas semanas, a la llegada de más de veinte miembros de la expedición de un equipo coruñés de hockey al aeropuerto de Barcelona, solo se le exigió la identificación a uno de sus jugadores. Solo a uno. El único que era negro.