Como si no hubiera cargos suficientes, el espejo de la sala de prensa de Moncloa —lugar desde el que el Ejecutivo se dedica a la propaganda y en ocasiones hasta informa sobre los acuerdos adoptados en el Consejo de Ministros— hace que parezcan todavía más de los que son. Al menos esta multiplicación de cargos no causa quebranto al erario público, y cuando a los ministros les da por sonreír, las sonrisas se multiplican por toda la sala. Pero no nos engañemos: si los políticos sonríen al personal es porque las urnas andan cerca, claro que también en esto hay excepciones: salta a la vista que Pablo Iglesias y compañía están exentos. Isabel Rodríguez, Nadia Calviño y Félix Bolaños, se ve que no: los tres irrumpen en la sala como si Tezanos les acabase de filtrar una encuesta. O a lo mejor sonríen porque están deseando dedicarse a sus labores. Pues hasta para los miembros del Gobierno de Sánchez tiene que ser agotador esa cosa suya tan vocacional que es servir a España.