Distintos niveles de justicia

Juan Miguel Fernández 

OPINIÓN

Vista general del Tribunal Constitucional.
Vista general del Tribunal Constitucional. Mariscal | EFE

20 jun 2023 . Actualizado a las 05:00 h.

No caeré en la tentación de recurrir a aquellas palabras del que fuera alcalde de Jerez referidas a la Justicia. Para quienes se hayan olvidado de ello, aquel alcalde fue Pedro Pacheco, un político andalucista de larga trayectoria, con sonoros triunfos electorales y que terminó ingresando en la cárcel, por sus sonoros encontronazos con la Justicia. 

Ese no es el único caso, ni mucho menos, donde los actos jurídicos sorprenden, sobre todo a quienes somos legos en la materia. Tampoco es que sea cosa que ocurre solo en nuestro entorno, ni mucho menos, en otros lugares se dan casos mucho más escandalosos. 

Todos tenemos en la mente personajes que fueron noticia en los últimos días. La muerte de Berlusconi nos ha recordado una vida presuntamente inmersa en variedad de delitos. Por otra parte el caso de Trump se asemeja bastante al anterior. Ambos magnates han sabido lidiar a la Justicia con habilidad o acaso con algo más que habilidad. Personajes de este calibre provocan a la vez, la más visceral repugnancia y una enorme admiración. Difícil de explicar. 

Tan difícil de explicar como el devenir diario de los actos judiciales. Si, con todos los peros que queramos, las sociedades avanzan en todos los órdenes, no cabe concebir que la Justicia permanezca anclada en el pasado con prácticas que no avanzan ni tiradas por un par de bueyes. En los tribunales ingleses se usan pelucas, en los nuestros, togas, tales formas de disfrazarse los protagonistas no hacen más que aumentar la distancia con la ciudadanía. Tampoco está al alcance de los comunes el estilo de redacción de las sentencias, que no entienden ni quienes son expertos en ello. No hay ninguna lógica para que una sentencia, por compleja que sea, requiera de miles de folios. Nadie ha explicado que un recurso presentado por el PP ante el Tribunal Constitucional, la más alta estancia de nuestro país, sobre la Ley de la Interrupción Voluntaria del Embarazo, tarde 13 años en resolverse. No debe ser fácil emprender una reforma de la Justicia, pero lo primero que hay que hacer es ponerse a ello. 

Por si faltara poco nos topamos con que todos los estamentos de la Judicatura se declaran en huelga. Supongo que sobran razones para ello, siempre sobran, pero ni por un lado ni por el otro se dan las oportunas explicaciones. 

Recuperemos para finalizar otro personaje que sumar a los anteriores, más cercano y muy conocido en algunas zonas del occidente. Un tal Victorino Alonso, que explotó minas en Asturias, en León y hasta en Huesca, que explotó y destruyó el paisaje, que presuntamente explotó al Estado y que aún sigue haciendo negocios con el Estado. Visita los juzgados tanto como el cuarto de baño, pero que no hay manera de que de una vez responda de sus actos. Otro caso raro.